OBJETIVOS


    Se admite que los Museos de Ciencia tienen cuatro funciones claramente definidas: la conservación de los objetos que constituyen sus colecciones, la exposición de los mismos, la investigación encaminada a ampliar su conocimiento y la cuarta, la acción cultural, que busca el enriquecimiento cultural del visitante. Esta última función, conocida modernamente por el concepto de educación no formal, busca un acercamiento al mundo de la ciencia de tipo más espontáneo e informal, alternativo al método seguido en los centros de enseñanza de cualquier nivel. La educación no formal, por propia definición, se extiende a científicos y no científicos, y trata de subsanar las grandes lagunas en el campo de la ciencia que se han detectado en el ciudadano medio.

    Con esta idea en mente, y centrándonos en el caso de la física y del instrumental científico de valor histórico propiedad de la Escuela Universitaria Politécnica de Linares, hemos tratado de huir, en el diseño de este museo, del concepto de museo de ciencia de primera generación, entendiendo por ello un museo constituido por colecciones de objetos originales o sus réplicas, que se presentan en exhibiciones de carácter eminentemente contemplativo. Este tipo de museo, sin duda de gran importancia histórica, presenta los objetos por su valor en si mismos, obviando los aspectos referentes a su utilidad e importancia en la evolución de la ciencia y la tecnología, y careciendo, por tanto, de valor educativo.

    Como acicate para innovar, hemos analizado el contexto del centro que acoge el instrumental científico antiguo de física: la Escuela Universitaria Politécnica de Linares. En este centro se imparten diversas titulaciones de Ingeniería Técnica Industrial, Minas y Telecomunicaciones, cuyos alumnos, en general, sienten un sutil recelo ante la física, que aprecian como una disciplina enclavada en la periferia de su campo de interés, compleja e intrincada. Dada nuestra experiencia docente y, sobre todo, tras un amplio cambio de impresiones con otros colegas docentes, he llegado a pensar que este recelo o, mejor, desinterés por la física está muy generalizado en la mayoría de las carreras de ciencias (salvo en la licenciatura de ciencias físicas, sin duda). Ante este panorama, los docentes debemos realizar un ejercicio de autocrítica y reconocer que, al menos en la universidad, la física que se imparte es demasiado formal, demostrativa y aburrida, y que las prácticas de laboratorio a disposición de los alumnos se centran más en el tratamiento numérico de los datos experimentales y menos en la visualización de las leyes y principios de la física. 

    Sin embargo, sabemos que esto no siempre fue así: a los aficionados y estudiosos de la historia de la ciencia nos viene a la mente las demostraciones y gabinetes de física de los siglos XVIII y XIX en los que, de manera pública, se ilustraban los nuevos descubrimientos  en salas repletas de un público a la par curioso y maravillado, del que brotaron no pocas vocaciones científicas. Instrumentos que se hacían funcionar y que mostraban, con sencillez y elegancia, un principio o una aplicación física. Era esta una física esencialmente cualitativa aunque también, no podemos negarlo, orientada al lucimiento de cara a la galería. Quizás la física que, en parte, se echa en falta hoy día. 

    A principios del año 1997 llevamos a cabo una exposición inicial del instrumental científico de valor histórico de física en una sala de la escuela linarense. En esa ocasión se presentaron 64 instrumentos, muchos de los cuales se hicieron funcionar una vez al día a través de sesiones programadas y bajo la tutela de monitores debidamente formados. La exposición llamó la atención del público en general de manera extraordinaria, pero sobre todo entusiasmó al público joven (todos los Institutos de Enseñanza Secundaria de Linares realizaron su visita), ávido por presenciar cada experiencia y por entender su función. En ése momento atisbamos las posibilidades didácticas y divulgativas de este instrumental. Cierto que todo el trabajo posterior se ha centrado en analizar las aplicaciones didácticas de este instrumental, quizás por propio interés de cara a nuestra docencia, aunque éstas, de alguna manera, involucran o incluyen a las otras. 

    Dicho lo anterior, queda clara la orientación y los objetivos de este Museo Mecánico Virtual, que ha quedado configurado como un museo de tercera generación (virtual), al centrarse no sólo en la descripción general de cada instrumento, sino en en la discusión de su puesta en funcionamiento y en la explicación del principio de la física que evidencia. Tenemos, por lo tanto, un museo dinámico, que se afana en divulgar los fundamentos básicos de la física.