p. 176

The issue of honour

 

CASANDRA

[...]

porque cuando yo quisiera,                                         Honour residing in women

fingiendo alguna invención,

volver a Mantua, estoy cierta               595

que me matara mi padre,         

y por toda Italia fuera

fábula mi desatino;

(Act I)

 

FEDERICO.

Al que se ha de casar le da cuidado

el galán que ha servido y aun enojos,

que es escribir sobre papel borrado.                1170

DUQUE.

Si andan los hombres a mirar antojos,

encierren en castillos las mujeres

desde que nacen, contra tantos ojos;

que el más puro cristal, si verte quieres,

se mancha del aliento; mas ¿qué importa          1175

si del mirar escrupuloso eres?

Pues luego que se limpia y se reporta,

tan claro queda como estaba de antes.

FEDERICO.  

Muy bien tu ingenio y tu valor me exhorta.

Señor, cuando centellas rutilantes         1180

escupe alguna fragua, y el que fragua

quiere apagar las llamas resonantes,

moja las brasas de la ardiente fragua;

pero rebeldes ellas, crecen luego,

y arde el fuego voraz lamiendo el agua.            1185

Así un marido del amante ciego

tiempla el deseo y la primera llama;

pero puede volver más vivo el fuego;

y así debo temerme de quien ama,

que no quiero ser agua que le aumente,                        1190

dando fuego a mi honor y humo a mi fama.

DUQUE.

Muy necio, Conde, estás, y impertinente:

hablas de Aurora cual si noche fuera,

con bárbaro lenguaje y indecente.

FEDERICO.  Espera.

DUQUE.                     ¿Para qué?

FEDERICO.                   Señor, espera.         1195

 

(Vase.)

(Acto II)

CASANDRA.

[…] que no ha dado

El cielo el llanto a los hombres,

sino el ánimo gallardo.

naturaleza el llorar

vinculó por mayorazgo

en las mujeres, a quien,

aunque hay valor, faltan manos;

o en los hombres, que una vez

sólo pueden, y es en caso

de haber perdido el honor,

mientras vengan el agravio.                   1435

(Acto II)

 

MARQUÉS

que si se arroja en el mar,

con el dolor insufrible

de los hijos que le quitan

los cazadores, el tigre,

cuando no puede alcanzarlos,   2125

¿qué hará el ferrares Aquiles

por el honor y la fama?

¿Cómo quieres que se limpie

tan fea mancha sin sangre,

(Acto III)

 

 

¡O traidor hijo! ¿Si ha sido

verdad? Porque yo no creo

que emprenda caso tan feo

hombre de otro hombre nacido.           2525

Pero si me has ofendido,

o si el cielo me otorgara

que después que te matara,

de nuevo a hacerte volviera,

pues tantas muertes te diera     2530

cuantas veces te engendrara.

¡Qué deslealtad! ¡Qué violencia!

¡O ausencia, qué bien se dijo

que aun un padre de su hijo

no tiene segura ausencia!          2535

¿Cómo sabré con prudencia

verdad que no me disfame

con los testigos que llame?

Ni así la podré saber,

porque ¿quién ha de querer                 2540

decir verdad tan infame?

¿Mas de qué sirve informarme?

Pues esto no se dijera

de un hijo, cuando no fuera

verdad que pudo infamarme.                2545

Castigarle no es vengarme,

ni se venga el que castiga,

ni esto a información me obliga;

que mal que el honor estraga,

no es menester que se haga,                 2550

porque basta que se diga.

(Acto III)

 

DUQUE

No sé cómo he podido

mirar, Conde traidor, tu infame cara.

¡Qué libre! ¡Qué fingido

con la invención de Aurora se repara,              2615

para que yo no entienda

que puede ser posible que me ofenda!

Lo que más me asegura

es ver con el cuidado y diligencia

que a Casandra murmura                                 2620

que le ha tratado mal en esta ausencia;

que piensan los delitos

que callan cuando están hablando a gritos.

De que la llame madre

se corre, y dice bien, pues es su amiga  2625

la mujer de su padre,

y no es justo que ya madre se diga;

pero yo, ¿cómo creo

con tal facilidad caso tan feo?

¿No puede un enemigo                                    2630

del Conde haber tan gran traición forjado,

porque con su castigo,

sabiendo mi valor, quede vengado?

Ya de haberlo creído,

si no estoy castigado, estoy corrido.     2635

(ACTO III)

 

DUQUE

Si aguanto de mármol soy.

¿Qué esperáis, desdichas mías?.

Sin tormento han confesado,          2740

pero sin tormento no,

que claro está que soy yo

a quien el tormento han dado.

No es menester más testigo;

confesaron de una vez;             2745

prevenid, pues sois juez,

honra, sentencia y castigo;

pero tal suerte sea

que no se infame mi nombre;

que en público siempre a un hombre  2750

queda alguna cosa fea.

Y no es bien que hombre nacido

sepa que yo estoy sin honra,

siendo enterrar la deshonra

como no haberla tenido.                      2755

Que aunque parece defensa

de la honra el desagravio,

no deja de ser agravio

cuando se sabe la ofensa.

(III.2739-2759)

 

DUQUE.

[…]

¡Ay, honor, fiero enemigo!

¿Quién fue el primero que dio

tu ley al mundo? ¿y que fuese

mujer quien en sí tuviese

tu valor, y el hombre no?                      2815

Pues sin culpa el más honrado

te puede perder, honor,

bárbaro legislador

fue tu inventor, no letrado.

Mas dejarla entre nosotros                   2820

muestra que fuiste ofendido,

pues ésta invención ha sido

para que lo fuesen otros.

[…]

(ACTO III)

 

DUQUE.        

Cielos,

hoy se ha de ver en mi casa                  2835

no más de vuestro castigo.

Alzad la divina vara.

No es venganza de mi agravio,

que yo no quiero tomarla

en vuestra ofensa, y de un hijo             2840

ya fuera bárbara hazaña.

Éste ha de ser un castigo

vuestro no más, porque valga

para que perdone el cielo

el rigor por la templanza.                      2845

Seré padre y no marido,

dando la justicia santa

a un pecado sin vergüenza

un castigo sin venganza.

Esto disponen las leyes                        2850

del honor, y que no haya

publicidad en mi afrenta

con que se doble mi infamia.                2855

Quien en público castiga

dos veces su honor infama;

pues después que le ha perdido,

por el mundo le dilata.

La infame Casandra dejo

de pies y manos atada,

[…]

(ACTO III)

Esto aun pudiera, ofendida,

sufrir la piedad humana;

pero dar la muerte a un hijo,

¿qué corazón no desmaya?

Sólo de pensarlo, ¡ay triste!,    2870

tiembla el cuerpo, espira el alma,

lloran los ojos, la sangre

muere en las venas heladas;

el pecho se desalienta,

el entendimiento falta,               2875

la memoria está corrida

y la voluntad turbada;

como arroyo que detiene

el hielo de noche larga.

Del corazón a la boca                          2880

prende el dolor las palabras.

¿Qué quieres, amor? ¿No ves

que Dios a los hijos manda

honrar los padres, y el Conde

su mandamiento quebranta?                 2885

Déjame, amor, que castigue

a quien las leyes sagradas

contra su padre desprecia,

pues tengo por cosa clara

que si hoy me quita la honra,    2890

la vida podrá mañana.

Cincuenta mató Artaxerxes

con menos causa, y la espada

de Dario, Torcato y Bruto       

ejecutó sin venganza                            2895

las leyes de la justicia.

Perdona, amor, no deshagas

el derecho del castigo,

cuando el honor, en la sala

de la razón presidiendo,                       2900

quiere sentenciar la causa.

El fiscal verdad le ha puesto

la acusación, y está clara

la culpa; que ojos y oídos

juraron en la probanza.                        2905

Amor y sangre, abogados

le defienden; mas no basta,

que la infamia y la vergüenza

son de la parte contraria.

La ley de Dios, cuando menos,            2910

es quien la culpa relata,

su conciencia quien la escribe.

Pues ¿para qué me acobardas?

(ACTO III)

 

MARQUÉS.   

¡Muera!

FEDERICO. 

¡O padre! ¿Por qué me matan?

DUQUE. En el tribunal de Dios,

traidor, te dirán la causa.

Tú, Aurora, con este ejemplo,              3000

parte con Carlos a Mantua,

que él te merece, y yo gusto.

(ACTO III)

 

 

MARQUÉS.       Ya

queda muerto el Conde.

DUQUE.                          En tanta

desdicha, aun quieren los ojos              3010

verle muerto con Casandra.

(Descrúbrales.)

MARQUÉS. 

Vuelve a mirar el castigo

sin venganza.

DUQUE.         No es tomarla

el castigar la justicia.

Llanto sobra, y valor falta;                               3015

pagó la maldad que hizo

por heredarme.

(ACTO III)

 

 

The Dukes’s faulty character:

 

CINTIA.         Ricardo, si el mes pasado

lo que agora me dijeras

del Duque, me persuadieras     95

que a mis puertas ha llegado;

pues toda su mocedad

ha vivido indignamente,

fábula siendo a la gente su viciosa libertad.       100

Y como no se ha casado

por vivir más a su gusto,

sin mirar que fuera injusto

ser de un bastardo heredado,

aunque es mozo de valor          105

Federico, yo creyera

que el Duque a verme viniera;

mas ya que como señor

se ha venido a recoger,

y de casar concertado, 110

su hijo a Mantua ha enviado

por Casandra, su mujer,

no es posible que ande haciendo

locuras de noche ya,

cuando esperándola está          115

y su entrada previniendo;

que si en Federico fuera

libertad, ¿qué fuera en él?

Y si tú fueras fiel,

aunque él ocasión te diera,       120

no anduvieras atrevido

deslustrando su valor;

que ya el Duque, tu señor,

está acostado y dormido,

y así cierro la ventana;  125

que ya sé que fue invención

para hallar conversación.

Adiós, y vuelve mañana.

¡A buena casa de gusto

me has traído!

Yo, señor,       130

¿qué culpa tengo?

 

 

DUQUE.      

Quien escucha, oye su daño:

(...)

Yo confieso que he vivido                    165

libremente, y sin casarme,

por no querer sujetarme,

y que también parte ha sido

pensar que me heredaría

Federico, aunque bastardo (...)

 

DUQUE.

[...]

Basta que oí del papel

de aquella primera dama

el estado de mi fama;

bien claro me hablaba en él.

¿Que escuche me persuades                230

la segunda? Pues no ignores

que no quieren los señores

oír tan claras verdades.

 

CASANDRA.

No hay altezas con tristeza,

y más si bajezas son.

Más quisiera, y con razón,

ser una ruda villana

que me hallara la mañana                     1000

al lado de un labrador,

que desprecio de un señor,

en oro, púrpura y grana.

¡Pluguiera a Dios que naciera

bajamente, pues hallara            1005

quien lo que soy estimara,

y a mi amor correspondiera!

En aquella humilde esfera,

como en las camas reales,

se gozan contentos tales,          1010

que no los crece el valor,

si los efetos de amor

son en las noches iguales.

No los halla a dos casados

el sol por las vidrieras               1015

de cristal, a las primeras

luces del alba, abrazados

com más gusto, ni en dorados

techos más descanso halló

que tal vez su rayo entró          1020

del aurora a los principios,

por mal ajustados ripios,

y un alma en dos cuerpos vio.

Dichosa la que no siente

un desprecio autorizado,          1025

y se levante del lado

de su esposo alegremente;

la que en la primera fuente

ira y lava, ¡o cosa rara!

con las dos manos la cara,       1030

y no en llanto, cuando fue

mujer de un hombre sin fe,

con ser Duque de Ferrara.

Sola una noche le vi

en mis brazos en un mes,          1035

y muchos le vi después

que no quiso verme a mí.

Pero de que viva ansí

¿cómo me puedo quejar,

pues que me pudo enseñar       1040

la fama que quien vivía

tan mal, no se enmendaría,

aunque mudase lugar?

Que venga un hombre a su casa,

cuando viene al mundo el día,   1045

que viva a su fantasía,

por libertad de hombre pasa.

¿Quién puede ponerle tasa?

Pero que con tal desprecio

trate una mujer de precio,        1050

de que es casado olvidado,

o quiere ser desdichado

o tiene mucho de necio.

El Duque debe de ser

de aquellos cuya opinión,         1055

en tomando posesión,

quieren en casa tener

como alhaja la mujer,

para adorno, lustre y gala,

silla o escritorio en sala;           1060

y es término que condeno,

porque con marido bueno,

¿cuándo se vio mujer mala?

La mujer de honesto trato

viene para ser mujer                 1065

a su casa, que no a ser

silla, escritorio o retrato.

Basta ser un hombre ingrato,

sin que sea descortés;

y es mejor, si causa es 1070

de algún pensamiento extraño,

no dar ocasión al daño,

que remediarle después.

LUCRECIA.

Tu discurso me ha causado

lástima y admiración;    1075

que tan grande sinrazón

puede ponerte en cuidado.

¿Quién pensara que casado

fuera el Duque tan vicioso,

o que no siendo amoroso,        1080

cortés, como dices, fuera,

con que tu pecho estuviera

para el agravio animoso?

En materia de galán

puédese picar con celos,          1085

y dar algunos desvelos

cuando dormidos están:

el desdén, el ademán,

la risa con quien pasó,

alabar al que la habló, 1090

con que despierta el dormido;

pero celos a marido,

¿quién en el mundo los dio?

¿Hale escrito vuestra Alteza

a su padre estos enojos?          1095

CASANDRA.

No, Lucrecia, que mis ojos

sólo saben mi tristeza.

LUCRECIA.

Conforme a naturaleza

y a la razón, mejor fuera

que el Conde te mereciera,      1100

y que contigo casado,

asegurando su estado,

su nieto le sucediera.

(Act II)

 

FEDERICO.

Poca experiencia de mi pecho tienen;

neciamente me juzgan agraviado,

pues sin causa ofendido me previenen.

Ellos saben que nunca reprobado                    1150

tu casamiento de mi voto ha sido;

antes por tu sosiego deseado.

DUQUE.         Así lo creo, y siempre lo he creído,

y esa obediencia, Federico, pago

con estar de casarme arrepentido.   

(Acto II)

 

FEDERICO.

De suerte que lo que pienso

de tu tristeza y recato,

es porque el Duque tu padre

se casó conmigo, dando                      1335

por ya perdida tu acción,

a la luz del primer parto,

que a sus estados tenías,

y siendo así que yo causo

tu desasosiego y pena,             1340

desde aquí te desengaño

que puedes estar seguro

de que no tendrás hermanos,

porque el Duque solamente

por cumplir con sus vasallos                 1345

este casamiento ha hecho;

que sus viciosos regalos,

por no les dar otro nombre,

apenas el breve espacio

de una noche, que a su cuenta  1350

fue cifra de muchos años,

mis brazos le permitieron;

que a los deleites pasados

ha vuelto con mayor furia,

roto el freno de mis brazos.                  1355

Como se suelta al estruendo

un arrogante caballo

del alambor (porque quiero

usar de término casto),

que del bordado jaez                           1360

va sembrando los pedazos,

allí las piezas del freno

vertiendo espumosos rayos

allí la barba y la rienda,

allí las cintas y lazos;                1365

así el Duque, la obediencia

rota al matrimonio santo,

va por mujercillas viles

pedazos de honor sembrando.

Allí se deja la fama,                             1370

allí los laureles y arcos,

los títulos y los nombres

de sus ascendientes claros,

allí el valor, la salud,

y el tiempo tan mal gastado,                 1375

haciendo las noches días

en estos indignos pasos,

con que sabrás cuan seguro

estás de heredar su estado;

o escribiendo yo a mi padre                 1380

que es más que esposo tirano,

para que me saque libre

del Argel de su palacio,

si no anticipa la muerte

breve fin a tantos daños.                      1385

FEDERICO.  Comenzando vuestra Alteza

riñéndome, acaba en llanto

(Acto II)

 

CASANDRA.

No más, necia confusión.

Salid, cielo, a la defensa,

aunque no yerra quien piensa,

porque en el mundo no hubiera

hombre con honra si fuera                    1580

ofensa pensar la ofensa.

Hasta agora no han errado

ni mi honor, ni mi sentido,

porque lo que he consentido

ha sido un error pintado.                      1585

Consentir lo imaginado,

para con Dios es error

mas no para el deshonor;

que diferencian intentos

el ver Dios los pensamientos                1590

y no los ver el honor.

(ACTO III)

 

¡O fieras letras, villanas!

Pero diréisme que sepa

que no hay maldad que no quepa

en las flaquezas humanas.                                2505

De las iras soberanas

debe de ser permisión.

Ésta fue la maldición

que a David le dio Natán;

la misma pena me dan,                                    2510

y es Federico Absalón.

Pero mayor viene a ser,

cielo, si así me castigas;

que aquéllas eran amigas,

y Casandra es mi mujer.                                              2515

El vicioso proceder

de las mocedades mías

trujo el castigo, y los días

de mi tormento, aunque fue

sin gozar a Bersabé,                                                    2520

ni quitar la vida a Urías.

 

DUQUE

No es tomarla

el castigar la justicia.

Llanto sobra, y valor falta;                               3015

pagó la maldad que hizo

por heredarme.

(ACTO III)

 

 

The tragic fall (hubris)

(FEDERICO sale con CASANDRA en los brazos.)

FEDERICO.   Hasta poneros aquí,                             340

los brazos me dan licencia.

CASANDRA. Agradezco, caballero,

vuestra mucha gentileza.

FEDERICO.  Y yo a mi buena fortuna

traerme por esta selva,                                    345

casi fuera de camino.

CASANDRA. ¿Qué gente, señor, es ésta?

 

 

Dicha ha sido haber errado

el camino que seguí,

pues más presto os conocí                   480

por yerro tan acertado;

cual suele en el mar airado

la tempestad, después della

ver aquella lumbre bella;

así fue mi error la noche,                      485  Petrarchism: cf. maritime image in Sonnets by

mar el río, nave el coche,                                 Petrarch, Spenser, and Ronsard.

yo el piloto, y vos mi estrella.

Madre os seré desde hoy,

señor Conde Federico,

y deste nombre os suplico                    485

 

 

FEDERICO. 

Señor Marqués, yo quisiera

ser un Júpiter entonces,

y transformándome cerca

en aquel ave imperial,

aunque las plumas pusiera                    565

a la luz de tanto sol,

ya de Faetonte soberbia,

entre las doradas uñas,

tusón del pecho la hiciera,                                [la = Casandra]

y por el aire en los brazos,                   570

por mi cuidado la vieran

los del Duque, mi señor.

 

CASANDRA.

Mientras los dos hablan, dime

qué te parece, Lucrecia,

de Federico.

LUCRECIA.

Señora,

si tú me dieses licencia,            585

mi parecer te diría.

CASANDRA.

Aunque ya no sin sospecha,

yo te la doy.

LUCRECIA.  

       Pues yo digo...

CASANDRA.

Di.

LUCRECIA.     

      Que más dichosa fueras

si se trocara la suerte.                          590

CASANDRA.

Aciertas, Lucrecia, y yerra

mi fortuna; mas ya es hecho,

porque cuando yo quisiera,

fingiendo alguna invención,

volver a Mantua, estoy cierta               595

que me matara mi padre,         

y por toda Italia fuera

fábula mi desatino;

fuera de que no pudiera

casarme con Federico,             600

y así no es justo que vuelva

a Mantua, sino que vaya

a Ferrara, en que me espera

 

 

FEDERICO. ¡Qué necia imaginación!

BATÍN.    ¿Cómo necia? ¿Qué tenemos?

FEDERICO.  Bien dicen que nuestra vida

es sueño, y que toda es sueño,

pues que no sólo dormidos,                 930

pero aun estando despiertos,

cosas imagina un hombre

que al más abrasado enfermo

con frenesí, no pudieran

llegar a su entendimiento.                     935

BATÍN. Dices bien; que alguna vez

entre muchos caballeros

[...]

 

 

FEDERICO.

[...]

de sueños despiertos! ¿Yo       960

tal imagino, tal pienso?

¿Tal me prometo, tal digo?

¿Tal fabrico, tal emprendo?

No más ¡Extraña locura!

BATÍN.  ¿Pues tú para mí secreto?     965

FEDERICO.  Batín, no es cosa que hice,

y así nada te reservo;

que las imaginaciones

son espíritus sin cuerpo.

Lo que no es ni ha de ser         970

no es esconderte mi pecho.

BATÍN. Y si te lo digo yo,

¿negarásmelo?

FEDERICO.     Primero

que puedas adivinarlo,

habrá flores en el cielo, 975

y en este jardín estrellas.

BATÍN. Pues mira como lo acierto:

que te agrada tu madrastra,

y estás entre ti diciendo...

FEDERICO.  No lo digas, es verdad;  980

pero yo, ¿qué culpa tengo,

pues el pensamiento es libre?

BATÍN. Y tanto, que por su vuelo

la inmortalidad del alma

se mira como en espejo.                                  985

FEDERICO.  Dichoso es el Duque.

BATÍN.                         Y mucho.

FEDERICO.  Con ser imposible, llego

a estar envidioso dél.

Bien puedes, con presupuesto

de que era mejor Casandra

para ti.

FEDERICO. Con eso puedo

morir de imposible amor,

y tener posibles celos.

 

BATÍN.          

¡O qué bien has negociado

la gracia del Duque!

FEDERICO.        Espero

su desgracia, porque quiero

ser en todo desdichado;

que mi desesperación                                      1200

ha llegado a ser de suerte

que sólo para la muerte

me permite apelación.

(Acto II)

 

EDERICO. No es Aurora, que es engaño.

¿Pues quién es?

                        El mismo sol;

que desas Auroras hallo

muchas siempre que amanece.

¿Que no es Aurora?

                            Más alto      1445

vuela el pensamiento mío.

CASANDRA. ¿Mujer te ha visto y hablado,

y tú le has dicho tu amor,

que puede con pecho ingrato

corresponderte? ¿No miras      1450

que son efetos contrarios,

y proceder de una causa

parece imposible?

FEDERICO.    Cuando

supieras tú el imposible,

dijeras que soy de mármol,      1455

pues no me matan mis penas,

o que vivo de milagro.

¿Qué Faetonte se atrevió

el sol al dorado carro,

o aquél que juntó con cera       1460

débiles plumas infausto,

que sembradas por los vientos,

pájaros que van volando

las creyó el mar hasta verlas

en sus cristales salados?           1465

¿Qué Belerofonte vio

en el- caballo Pegaso

parecer el mundo un punto

del círculo de los astros?

¿Qué griego Sinón metió                                 1470

aquel caballo preñado

de armados hombres en Troya,

fatal de su incendio parto?

¿Qué Jasón tentó primero

pasar el mar temerario,                        1475

poniendo yugo a su cuello

los pinos y lienzos de Argos,

que se iguale a mi locura?

(ACTO II)

 

Toma mi consejo, Conde,

que el edificio más casto

tiene la puerta de cera;                         1500

habla, y no mueras callando.

FEDERICO. El cazador con industria

pone al pelícano indiano

fuego alrededor del nido,

y él, decendiendo de un árbol              1505

para librar a sus hijos,

bate las alas turbado,

con que más enciende el fuego

que piensa que está matando;

finalmente se le queman,                      1510

y sin alas en el campo

se deja coger, no viendo

que era imposible volando.

Mis pensamientos, que son

hijos de mi amor, que guardo               1515

en el nido del silencio,

se están, señora, abrasando;

bate las alas amor,

y enciéndelos por librarlos.

Crece el fuego, y él se quema;             1520

tú me engañas, yo me abraso;

tú me incitas, yo me pierdo;

tú me animas, yo me espanto;

tú me esfuerzas, yo me turbo;

tú me libras, yo me enlazo;                   1525

tú me llevas, yo me quedo;

tú me enseñas, yo me atajo;

(ACTO II)

 

CASANDRA.

No ha hecho en la tierra el cielo

cosa de más confusión

que fue la imaginación

para el humano desvelo.                                  1535   

Ella vuelve el fuego en hielo,

y en el color se transforma

del deseo, donde forma

guerra, paz, tormenta y calma;

y es una manera de alma                      1540

que más engaña que informa.

Estos escuros intentos,

estas claras confusiones,

más que me han dicho razones,

me han dejado pensamientos.              1545

¿Qué tempestades los vientos

mueven de más variedades

que estas confusas verdades

en una imaginación?

Porque las del alma son                       1550

las mayores tempestades.

Cuando a imaginar me inclino

que soy lo que quiere el Conde,

el mismo engaño responde

que lo imposible imagino;                     1555

luego mi fatal destino

me ofrece mi casamiento,

y en lo que siento consiento;

que no hay tan grande imposible

que no le juzguen visible                       1560

los ojos del pensamiento.

Tantas cosas se me ofrecen

juntas, como esto ha caído

sobre un bárbaro marido,

que pienso que me enloquecen.            1565

Los imposibles parecen

fáciles, y yo, engañada,

ya pienso que estoy vengada;

mas siendo error tan injusto,

a la sombra de mi gusto                       1570

estoy mirando su espada.

Las partes del Conde son

grandes, pero mayor fuera

mi desatino, si diera

puerta a tan loca pasión.                      1575   

No más, necia confusión.

Salid, cielo, a la defensa,

aunque no yerra quien piensa,

porque en el mundo no hubiera

hombre con honra si fuera                    1580

ofensa pensar la ofensa.

Hasta agora no han errado

ni mi honor, ni mi sentido,

porque lo que he consentido

ha sido un error pintado.          1585

Consentir lo imaginado,

para con Dios es error

mas no para el deshonor;

que diferencian intentos

el ver Dios los pensamientos    1590

y no los ver el honor.

(ACTO III)

 

 

 

(Vase.)

 

FEDERICO.  ¿Qué buscas, imposible pensamiento?

Bárbaro, ¿qué me quieres? ¿Qué me incitas?

¿Por qué la vida sin razón me quitas,

donde  volando  aun  no  te  quiere  el viento? 1800

Deten el vagaroso movimiento,

que la muerte de entrambos solicitas;

déjame descansar, y no permitas

tan triste fin a tan glorioso intento.

No hay pensamiento, si rindió despojos,                      1805

que sin determinado fin se aumente;

pues dándole esperanzas sufre enojos.

Todo es posible a quien amando intente,

y sólo tú naciste de mis ojos,

para ser imposible eternamente.                                              1810

 

(CASANDRA entre.)

 

CASANDRA. Entre agravios y venganzas

anda solícito amor,

después de tantas mudanzas

sembrando contra mi honor

mal nacidas esperanzas.                                              1815

En cosas inaccesibles

quiere poner fundamentos,

como si fuesen visibles;

que no puede haber contentos

fundados en imposibles.                                                          1820

En el ánimo que inclino

al mal, por tantos disgustos

del Duque, loca imagino

hallar venganzas y gustos

en el mayor desatino.                                                  1825

Al galán Conde y discreto,

y su hijo, ya permito

para mi venganza efeto,

pues para tanto delito

conviene tanto secreto.            1830

Vile turbado, llegando

a decir su pensamiento,

y desmayarse temblando,

aunque, ¿es más atrevimiento

hablar un hombre callando?                 1835

Pues de aquella turbación

tanto el alma satisfice,

dándome el Duque ocasión,

que hay dentro de mí quien dice

que si es amor no es traición;               1840

y que cuando ser pudiera

rendirme desesperada

a tanto valor, no fuera

la postrera enamorada,

ni la traidora primera.                           1845

A sus padres han querido

sus hijas, y sus hermanos

algunas; luego no han sido

mis sucesos inhumanos,

ni mi propia sangre olvido.                   1850

Pero no es disculpa igual

que haya otros males de quien

me valga en peligro tal;

que para pecar no es bien

tomar ejemplo del mal.

Éste es el Conde, ¡ay de mí!                1855

pero ya determinada,

¿qué temo?

FEDERICO.    Ya viene aquí

desnuda la dulce espada

por quien la vida perdí.            1860

¡O hermosura celestial!

CASANDRA. ¿Cómo te va de tristeza,

Federico?

FEDERICO.    En tanto mal

responderé a vuestra Alteza

que es mi tristeza inmortal.                   1865

CASANDRA. Destiemplan melancolías

la salud; enfermo estás.

FEDERICO.  Traigo unas necias porfías,

sin que pueda decir más,

señora, de que son mías.                      1870

CASANDRA.      Si es cosa que yo la puedo

remediar, fía de mí,

que en amor tu amor excedo.

FEDERICO.  Mucho fiara de ti,

pero no me deja el miedo.                   1875

CASANDRA. Dijísteme que era amor

tu mal.

FEDERICO.    Mi pena y mi gloria

nacieron de su rigor.

CASANDRA. Pues oye una antigua historia,

que el amor quiere valor.                     1880

Antíoco, enamorado

de su madrastra, enfermó

de tristeza y de cuidado.

(ACTO III)

 

FEDERICO. ¿Pues enojaráste?          

CASANDRA.                             No.            

FEDERICO. ¿Y tendrás lástima?

                                                    Sí.               1910

FEDERICO. Pues, señora, yo he llegado,

perdido a Dios el temor,

y al Duque, a tan triste estado,

que este mi imposible amor

me tiene desesperado.                                     1915

En fin, señora, me veo

sin mí, sin vos, y sin Dios;

sin Dios, por lo que os deseo;

sin mí, porque estoy sin vos;

sin vos, porque no os poseo.    1920

Y por si no lo entendéis,

haré sobre estas razones

un discurso, en que podréis

conocer de mis pasiones

la culpa que vos tenéis. 1925

Aunque dicen que el no ser

es, señora, el mayor mal,

tal por vos me vengo a ver,

que para no verme tal,

quisiera dejar de ser.                1930

En tantos males me empleo,

después que mi ser perdí,

que aunque no verme deseo,

para ver si soy quien fui,

en fin, señora, me veo.             1935

A decir que soy quien soy,

tal estoy, que no me atrevo,

y por tales pasos voy,

que aun no me acuerdo que debo

a Dios la vida que os doy.        1940

Culpa tenemos los dos

del no ser que soy agora,

pues olvidado por vos

de mí mismo estoy, señora,

sin mí, sin vos, y sin Dios.         1945

Sin mí no es mucho,

pues ya no hay vida sin vos,

que pida al mismo que me la da;

pero sin Dios, con ser vida,

¿quién sino mi amor está?        1950

Si en desearos me empleo,

y él manda no desear

la hermosura que en vos veo,

claro está que vengo a estar

sin Dios, por lo que os deseo.  1955

¡O, qué loco barbarismo

(ACTO III)

 

CASANDRA.

¡Agravios! ¿no bastan celos?

¿Casarte? ¿Estás, Conde, en ti?

FEDERICO.

El peligro de los dos

me obliga.

CASANDRA.

¿Qué? Vive Dios,

que si te burlas de mí,                                      2280

después que has sido ocasión

desta desdicha, que a voces

diga, ¡o qué mal me conoces!

tu maldad y mi traición.

FEDERICO.

Señora.

CASANDRA.

No hay que tratar.                               2285

FEDERICO. 

Que te oirán.

CASANDRA.

          Que no me impidas.

Quíteme el Duque mil vidas,

pero no te has de casar.

(ACTO III)

 

(Entre el DUQUE acechando.)

 

DUQUE. Buscando testigos voy.

Desde aquí quiero escuchar;

que aunque mal tengo de oír,

lo que no puedo sufrir              2710

es lo que vengo a buscar.

FEDERICO. Oye, señora, y repara

en tu grandeza siquiera.

CASANDRA. ¿Cuál hombre en el mundo hubiera

que cobarde me dejara,                       2715

después de haber obligado

con tantas ansias de amor

a su gusto mi valor?

FEDERICO. Señora, aun no estoy casado.

Asegurar pretendí                    2720

al Duque, y asegurar

nuestra vida, que durar

no puede, Casandra, ansí;

que no es el Duque algún hombre

de tan baja condición,              2725

que a sus ojos, ni es razón,

se infame su ilustre nombre.

Basta el tiempo que tan ciegos

el amor nos ha tenido.

CASANDRA. ¡O cobarde mal nacido!2730 ,

Las lágrimas y los ruegos

hasta hacernos volver locas,

robando las honras nuestras,

que de las traiciones vuestras

cuerdas se libraron pocas,        2735

¿agora son cobardías?

Pues, perro, sin alma estoy.

(ACTO III)

 

 

 

 

The comic subplot

 

FEDERICO.  Criados que me acompañan.

No tengáis, señora, pena;

todos vienen a serviros.                                   350

(BATÍN sale con LUCRECIA, criada, en los brazos.)

BATÍN.           Mujer, dime, ¿cómo pesas,

si dicen que sois livianas?

 

 

Critical ideas about drama

DUQUE.

Agora sabes, Ricardo,

que es la comedia un espejo,               215

en que el necio, el sabio, el viejo,

el mozo, el fuerte, el gallardo,

el rey, el gobernador,

la doncella, la casada,

siendo al ejemplo escuchada                220

de la vida y del honor,

retrata nuestras costumbres,

o livianas o severas,

mezclando burlas y veras,

donaires y pesadumbres.                     225

 

 

The double plot

In El castigo sin venganza:

Main plot: The Casandra, Federico and the Duque

Secondary plot: Aurora, Federico, the Marquis.

Tertiary (comic) plot (not reaching the level of true action: Batín and Lucrecia, Batín appearances throughout the play.

Now try to find out which the main, secondary and tertiary plots, if any, are to be found in A Woman Killed with Kindness.

 

 

AURORA.

Señor, disculpado estás;                      [Interlacing of plots]

yerro de Fortuna fue.

Pero la grave prudencia

del Conde hallará templanza

para que su confianza               690

tenga consuelo y paciencia;

aunque en esta confusión

un consejo quiero darte,

que será remedio en parte

de su engaño y tu afición.         695

[…]

Una ley, un amor, un albedrío,

una fe nos gobierna,

que con el matrimonio será eterna,       720

siendo yo suya, y Federico mió;

que aun apenas la muerte

osará dividir lazo tan fuerte.

[...]

Si le casas conmigo, estás seguro

de que no se entristezca

de que Casandra sucesión te ofrezca,

sirviendo yo de su defensa y muro.

Mira si en este medio

promete mi consejo tu remedio.

[...]

DUQUE.

[...]

Mi vida y honra aseguras;

y así te prometo al Conde,                   745

si a tu honesto amor responde

la fe con que le procuras;

que bien creo que estarás

cierta de su justo amor,

como yo, que tu valor,                         750

Aurora, merece más.