Adarve..., n.º 1 (2006) Pág. 44
Raúl LÓPEZ REDONDO
doce euros, tarteras): la jet-set no lleva la fiambrera en la mano, adquiere la fruta cuando y donde le apetece. Un teléfono móvil que suena una y otra vez, alguien al otro lado que quiere comunicarse, preguntar: ¿Dónde estás, cariño? ¿Estás bien? ¿Te has enterado? ¿No te ha pasado nada? ¿Oíste las explosiones?, suena una y otra vez dentro de una bolsa de plástico negra, luego sí que se ha enterado, en primera línea, lo sabe; ha sido todo tan rápido que no, que no lo sabe, no ha habido tiempo, pero sí fecha, 11m, ya sin tiempo, sin diálogo, sin respuestas a las preguntas, sin contestación a la llamada: los mensajes que se introducen dentro de una botella y se envían quedan irremisiblemente condenados a la nada, a un limbo amniótico oscuro y salado, el silencio de los océanos, en el que navegan sus ondas sin aparente sentido, deje su mensaje cuando suene la señal.
POÉTICA
Se ha dicho que el sustrato de García Casado toma como modelo la dicción de Carver o los personajes de Richard Ford, Tobias Wolf, con un fondo de pinturas de Hopper y el cine desolado de John Cassavettes, el Peter Bogdanovich de The last picture show, o Wim Wenders de Paris Texas (M. Rico: 2001), pero también el de El amigo americano y hemos añadido antes a Robert Altman, Gosford park o El juego de Hollywood. Su sincretismo de estilos entre la novela y el cine negro (Chandler, Hammett, Highsmith), la tensión que crea a través del suspense en el nivel de la intriga: algo ocurre cada día, pero tenemos una sensación ominosa de cambio, de que otro algo sorprendente o inesperado está a punto de suceder, algo va a pasar de un momento a otro, pero no sabemos de qué se trata. El poema está siempre a punto de, en un moroso equilibrio, al mismo tiempo inocente y letal, como un caracol que caminara por el filo de una navaja barbera. Su equilibrio nos recuerda aquel análisis de Lo bello y lo siniestro que hiciera el filósofo combinando las palabras tanto de Rilke, Lo bello es el comienzo de lo terrible que todavía podemos soportar, como de Schelling: Lo siniestro es aquello que, debiendo permanecer oculto, se ha revelado, para llegar a la consecuencia de que lo siniestro es condición y es límite de lo bello: debe estar presente bajo forma de ausencia, debe estar velado. No puede ser desvelado. (...) El carácter apariencial, ilusorio que a veces se llega a considerar fraudulento del arte radica en esta suspensión. El arte camina a
(Continúa en la página 45)