LAS CONTRADICCIONES Y LA EVOLUCIÓN DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN ESPAÑA
(una propuesta y un ejemplo para su análisis)
Tomás Alberich Nistal
(septiembre 2006. Publicado en el nº 145 de Revista de Documentación Social. Madrid, 2007)
Desde el contrato basura a la sociedad virtual
Vivimos en una sociedad marcada por la inseguridad y la inestabilidad. Ha dicho José Luis Sampedro que una sociedad cuyas preocupaciones predominantes sean el binomio seguridad - miedo es una sociedad en decadencia: "En el siglo XV había un afán de aventura física e intelectual, hoy el sentimiento dominante es el de la seguridad y el miedo, dos signos de la senilidad del sistema" (Sampedro, 2006).
En pocos años (en España en menos de dos décadas) hemos sufrido el mayor desmantelamiento del Estado de Bienestar del último siglo: hemos pasado de una sociedad en progreso de/hacia el bienestar (así se percibía hasta los años ochenta), donde se creaba empleo fijo y se iban consiguiendo más servicios públicos: sanidad y educación gratuita y para todos, más pensiones de jubilación y pensiones no contributivas y, por tanto, unos ingresos mínimos asegurados a partir de los 65 años y también, en la práctica, subsidios o ayudas para casi toda la población (a pesar del paralelo aumento del desempleo en España en la década de los ochenta) y, por tanto, una sociedad más segura, a pesar del aumento de lo que se denominó "delincuencia juvenil" en esos años.
De más seguridad hemos pasado a una sociedad marcada por los cambios, sus contradicciones, la inestabilidad laboral-económica y de los valores:
Para las nuevas parejas jóvenes lo único estable, para toda la vida, es "la hipoteca" (Anna Yuste, conferencia en Centelles 7.10.04). La hipersubida de los precios de la vivienda ha servido también para
atar a las nuevas generaciones al sistema de por vida (aguantar el trabajo precario y la sobreexplotación).Los cambios tecnológicos y de valores superficiales, nos hacen vivir en la apariencia de la modernidad y del cambio constante, propiciado por el consumo de las nuevas TIC, donde la ética es sustituida por la estética del nuevo consumismo, donde es más barato y asequible cambiar de móvil que comer bien. Aunque, en los temas importantes, cabría preguntarnos aquello de si estamos en la situación de que todo tiene que cambiar para que todo siga igual (como decía el Gatopardo de
Lampedusa hace más de un siglo).En este tipo de sociedad, con estos condicionantes, y con una desigualdad creciente, fácilmente predominan los valores individualistas y del "sálvese quien pueda". Es la victoria de la ofensiva del neoliberalismo conservador iniciado en los años ochenta con el tánden Reagan - Thatcher.
Y ¿qué pasa con las personas comprometidas, en asociaciones, movimientos sociales, "ongs"? En buena parte trabajan en sentido contrario más solidaridad, más
humanidad local y global- pero también fácilmente los que participan en asociaciones piensan que lo suyo es lo más importante y que su problema concreto es casi lo único que existe, ya sea un problema económico, social, ecológico, étnico o una actividad deportiva, cultural, etc.
La tendencia contraria a ésta fragmentación y minifundismo asociativo ha sido el "actuar local, pensar globalmente" y ha existido junto a la anterior. Es una característica en alza en la última década: los movimientos alterglobalizadores, "otro mundo es posible", tienen ya una experiencia acumulada y caminan en ese sentido contrario: quieren una perspectiva y una acción más global ("sin dejar de pensar en lo local").
CONTRADICCIONES SOCIALES
Las asociaciones y los movimientos sociales nacen como respuesta a las contradicciones sociales, como reacción a los choques entre fuerzas que tienen intereses contrapuestos y que no hay por qué ocultar. Pero ¿qué es lo que ha ocurrido en el análisis social? Siempre ha habido contradicciones y analistas, pensadores, que aseguraban cual era la principal en cada momento y situación (económica, sexual, ecológica...).
Según C. Marx la contradicción principal y determinante en la sociedad es la económica, la derivada de la contradicción entre grupos y clases sociales que luchan por sus intereses económicos con arreglo a la posición que ocupan en el sistema y en relación con la propiedad de los medios de producción. Por su parte, S. Freud nos explicaba que todo se podía explicar desde la sexualidad, analizando la evolución de las contradicciones de cada persona desde el punto de vista sexual
Johan Galtung (1992) habla de siete tipos de contradicciones sociales, a las que habría que añadir, desde mi punto de vista, la contradicción entre la vida y la muerte, entre la enfermedad y la salud. Son las siguientes:
Contradicción |
Eje de la contradicción principal y sectores enfrentados |
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1. ECOLÓGICA ------------------------------------------> |
Humanidad |
- |
Naturaleza |
||||||||||||
2. SEXUAL ------------------------------------------------> |
Hombres |
- |
Mujeres |
||||||||||||
3. GENERACIONAL ------------------------------------> |
Infancia |
- |
Adultos |
- |
Tercera Edad |
||||||||||
4. RACIAL -------------------------------------------------> |
Morenos - |
Negros | Blancos | Rojos |
- |
Amarillos |
|||||||||||
5. ECONÓMICA Y SOCIOECONÓMICA |
|||||||||||||||
* Clases y Bloques sociales entre sí -----------> |
Burguesía |
- |
Proletariado |
||||||||||||
* En la sociedad actual de los tres tercios --> |
Oligarquía |
- |
Clases Medias |
- |
Insolventes (precarios, excluidos,...) |
||||||||||
6. CULTURAL -------------------------------------------> |
Tolerancia Libertad Democracia Integrismo |
- - - - |
Intolerancia Fundamentalismo Autoritarismo Integrismo |
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7. ESPACIAL, TERRITORIAL ------------------------> En el municipio: |
Estado Propietarios de terrenos, viviendas, constructoras |
- - |
Estado/nación, pueblo No propietarios |
8. VITAL ---------------------------------------------------> |
Salud Vida |
- - |
Enfermedad/Discapacidad/Soledad Muerte (catástrofes...) |
Estas ocho contracciones básicas se pueden agrupar en tres marcos generales de contradicción:
1.- Las relativas al mundo de la producción: fruto del choque entre el Estado y el Mercado, el capital y los trabajadores, los países ricos, multinacionales, y los países y zonas empobrecidas, se producen contradicciones de carácter marcadamente económico. De esta contradicción se deriva la lucha de clases y, como consecuencia, el movimiento obrero y los movimientos a favor de un reparto más justo de la riqueza.
2.- Las fracturas relativas al hábitat: de las que surgen los movimientos ecologistas, ciudadanos, consumidores...
3.- Las fracturas de socialización: género (sexual), edad (generacional), etnias - racial y cultural... Se mueven en el marco de la contradicción entre más democracia y derechos humanos frente a más desigualdad/falta de derechos. Derechos para todos por igual o diferenciación de derechos según edad, género, color, cultura, religión,
También según capacidad: hay quien defiende que las personas con discapacidad deben tener menos derechos laborales ya que "están dispuestas a trabajar más por menos", lo mismo que los jóvenes. Walter Block, economista de la llamada escuela austriaca:
También podemos tener en cuenta la diferencia entre los movimientos sociales cuyo objetivo es sólo la defensa de uno de los componentes de la contradicción (defensa de los trabajadores, defensa de la naturaleza, defensa de las minorías...) y los movimientos sociales que se plantean la superación de las contradicciones mediante la colaboración entre sectores enfrentados, su cooperación o la no agresión.
Finalmente, hay movimientos sociales que nacen como respuesta a la aparición de otros movimientos o antimovimientos (racismo/antirracismo).
Con respecto al mundo del trabajo, nos encontramos bajo una contradicción socioeconómica que produce un proceso de dualización de la sociedad. Así, en el mundo económico y laboral hay dos "sociedades": la de los establecidos y la de los excluidos. Los insolventes le "sobran" al sistema social actual.
La globalización ha contribuido de forma notable a que haya aumentado el número de excluidos. El que hablemos de la presencia de ocho contradicciones en cualquier sociedad no debe llevarnos a una visión ecléctica de los problemas sociales: hay contradicciones, como la económica, que están siempre presentes, y que hay que tener en cuenta aunque no sean la principal en muchas situaciones, por su importancia y continua influencia.
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Por otra parte, las sociedades modernas se han configurado en torno a dos fuerzas principales que las vertebran: El Estado y el Mercado. En palabras de Marc Nerfin: El Príncipe y el Mercader (Nerfin, 1992).
Sin embargo, la complejidad social no se puede entender sólo desde esta visión bipolar, ya que no todo es Estado o Mercado. El Tercer Sector está configurado por los elementos que no encuentran cabida en ninguno de los dos citados y que apuestan por otro tipo de soluciones que no se reducen a más Estado o más Mercado, ni tampoco a soluciones intermedias como economías mixtas, mercado con protección estatal, etc.
En nuestras sociedades los problemas no se resuelven simplemente con más poder para las administraciones públicas (más Estado) o más poder para el capital (más mercado). Como lo demuestra el hecho de que, por ejemplo, los problemas de contaminación, falta de derechos de las mujeres, de las minorías, etc. han persistido tanto en sociedades con gran poder del Estado como en las de gran libertad de mercado.
Por tanto, superado el clásico análisis marxista de que una sociedad se instituye en torno a una contradicción principal, dual y lineal (burguesía-proletariado; izquierda-derecha; Estado-Capital), hay que afirmar que las ocho contradicciones coexisten en una sociedad compleja y que ésta se estructura en base a tres polos de atracción. Es decir, por debajo de los polos tradicionales Estado y Mercado, ambos ostentan diferentes parcelas de poder- podemos representar un tercero, el del mundo de los de "abajo": el Ciudadano.
Nerfin y R. Villasante hablan de un triángulo imaginario (cuyos vértices son representados por el Príncipe, el Mercader y el Ciudadano). Los mundos político, económico y social-ciudadano están entremezclados, pero no por ello dejan de existir organizaciones más netamente políticas, económico-privadas o sociales (de las asociaciones formales e informales). En los vértices de este triángulo imaginario en el que está representada la sociedad estarían (por ejemplo, en el caso del Estado español), el Estado central por un lado, las grandes empresas, multinacionales, por otro, y en el vértice inferior los movimientos sociales más transformadores y alternativos (a favor de más democracia y un Tercer Sistema).
Veamos un ejemplo sobre las contradicciones sociales: ¿qué ha ocurrido en las ciudades francesas en 2005 con la quema de miles de coches por grupos de jóvenes? Muchos analistas explicaron el conflicto desde un punto de vista unilateral: la explicación es la pobreza y el paro, es el racismo con las minorías inmigrantes, los guetos,... Pero, para buscar una explicación más completa, y por tanto más global, podemos preguntarnos ¿en cuántas contradicciones se han visto inmersos los jóvenes franceses protagonistas de las revueltas? Al menos en seis:
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La respuesta ha sido violenta y contra la propia comunidad. Se quemaban los coches del barrio, de sus propios vecinos y de los padres de sus compañeros. Por lo tanto no solo racista económica. Por ejemplo, en las revueltas de Los Angeles de la década pasada los colectivos y grupos de negros, hartos de discriminación, se fueron de sus barrios a "quemar" los coches y comercios de los barrios de clase media y alta. En el caso francés la explosión violenta quiere acabar con todo y "quemar" su propia comunidad. Les preguntaron: ¿Qué querían? En primer lugar: llamar la atención (para acabar con esa situación), aunque las respuestas de los movimientos, como veremos, son diversas y no todos los que participan tienen los mismos motivos, ni los mismos objetivos.
En las posibles respuestas institucionales también tenemos que aplicar un análisis amplio, sistémico. Y que recoja alternativas de abajo hacia arriba y del Estado (y el Mercado) hacia abajo.
¿Puede ocurrir algo semejante en España? Evidentemente cuando tengamos dos o tres generaciones nuevas, descendientes de la inmigración, si se van creando esas discriminaciones y contradicciones puede ocurrir fácilmente. Y, lo que es más grave, se fomenta el apoyo social - mediático para propugnar que la respuesta a los problemas sociales es gastarse más dinero en policía, en seguridad y en represión, en vez de en políticas sociales, trabajo con los colectivos, apoyo a las redes sociales de cada comunidad,... por no hablar de la necesidad de una política redistributiva que al menos aminore la escalada en el incremento de las desigualdades socioeconómicas en la que nos encontramos.
¿Qué ocurre a nivel micro, cuando hacemos una intervención social con una persona o con una familia, por ejemplo gitana, inmigrante, ? Podemos caer en una explicación unilateral (es por su familia, su cultura, su falta de trabajo...), cuando debemos de realizar un análisis y explicación global, holística, sobre la situación y contradicciones existentes en cada caso concreto. ("Holística es un posicionamiento desde la totalidad concreta hacia la construcción social de la realidad, en base a la crítica de algunos postulados de las tradiciones emancipatorias de estos siglos." Villasante 2002bis:60).
Jesús Ibáñez, y Tomás R. Villasante después, explicaban (ya desde los años ochenta) que la complejidad social no se puede reducir a dos opciones contrapuestas, como no nos podemos quedar en una visión bipolar del mundo: izquierda o derecha, buenos y malos, blanco o negro, ni tampoco quedarnos con una escala de grises. Ni siquiera en el mundo biológico ni en el de la física (ver física cuántica, que tanto utilizó Jesús Ibáñez en sus explicaciones), ni en el de la pareja sexual: hombre y mujer. Las orientaciones sexuales y las relaciones pueden ser múltiples: hombre-mujer, hombre-hombre, mujer-mujer, bisexuales, transexuales (todos tenemos un lado femenino y uno
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masculino), etc. En definitiva la complejidad de la realidad no se puede reducir a binomios contrapuestos:
"No estamos hablando de una dialéctica simple, de corte hegeliano, donde tesis y antítesis nos llevan a una síntesis, muy determinada. Estamos ante dialécticas orientales más paradójicas, donde los contrarios se abren a varias soluciones posibles. En Ibáñez los dilemas se convierten en tetralemas." (Villasante, 2002 bis: 90. Ver también: Villasante 2002:34-36).
Así también una de las capacidades de los nuevos movimientos sociales ha sido el que, frente al poder (o respecto de actuaciones concretas), no sólo se puede decir sí o no. A partir de lo citado, los posibles tipos de respuestas serían al menos cinco:
Así, frente al poder, tenemos las conductas conversas (refuerzan el poder), perversas (invertido, respuestas violentas, terrorismo, en la práctica refuerzan el poder), subversivas (ironizando) y reversivas (humorístico), estas dos últimas estarían en el no pero sí y el sí pero no. Todas han estado en algún momento presentes en la evolución de los movimientos ciudadanos desde los años setenta en España (como veremos a continuación).
¿Qué ha ocurrido con la evolución de los movimientos sociales ciudadanos en nuestro país en las últimas décadas? ¿En qué contradicciones se han movido? Vamos a utilizar los apuntes metodológicos citados para ver algunos aspectos.
ASOCIACIONES Y RELACIONES EN EL TEJIDO SOCIAL
Los elementos del tejido social de una comunidad concreta (sus personas, colectivos, líderes naturales ) se relacionan entre sí establemente, con conexiones y desconexiones que forman redes de relación. Estas relaciones son muy intensas en algunas zonas de la malla de la red social mientras que son casi inexistentes en otras.
En el tejido asociativo (constituido por las organizaciones formales y que no se debe confundir con el anterior), las personas que participan en asociaciones lo hacen de diferentes formas y por diferentes causas, desarrollando diferentes "papeles".
Así podemos distinguir entre:
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El jugar un papel u otro es cambiante y depende de muchos factores. Cada persona realiza diferentes personajes según las situaciones. También en las asociaciones: uno puede pertenecer al grupo formal de una asociación de vecinos y ser "base social" de un Sindicato, al que sólo se liga por estar afiliado, aunque sus motivos de partida para afiliarse sean diferentes al que solo lo hace para obtener un servicio del sindicato.
Estas situaciones de interpretar diferentes papeles según el sitio en que se está son más comunes en la sociedad de consumo, en el sistema democrático formal moderno y en las sociedades complejas, con una democracia predominante "de representación" (elección de representantes que interpretan sus papeles como su propio nombre indica), y donde los mecanismos de democracia directa y participativa son minoritarios.
Del análisis realizado en asociaciones de carácter local, se deduce que toda asociación formal está inmersa en un tejido social determinado, suele participar de hecho en un tejido asociativo de su territorio y, normalmente, está inscrita en una entidad coordinadora o federativa.
Estas tres diferentes formas de relacionarse tienen repercusión, de diferente manera, en su vida como entidad. Las tres esferas de relación (tejido social, tejido asociativo de un territorio y coordinación formal) pueden estar separadas o, por contra, entremezclarse o, incluso, entrar en confrontación unas con otras.
En el tejido social se establecen muy diferentes formas de relación: el grupo formal ideologizado (GF) suele ser una parte o casi coincidir con la junta directiva de la asociación, la más activa. El sector activo (SA) está formado por las personas de la Junta Directiva con menor objetivo ideológico y por los más activos de la asociación (grupos de trabajo, responsables de programas o secciones )
Así, también se utiliza, dentro de las entidades sociales, otras denominaciones para distinguir el grado de compromiso con la organización:
- dirigente (grupo formal),
- cuadro, activista, militante (sector activo),
- afiliado, cotizante, socio, "voluntariado" (base social),
- simpatizante (base potencial).
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Cada uno de ellos, por las tareas que realiza, está formalmente incluido en el grupo que tiene más abajo. Los miembros del Grupo Formal son también cuadros de la asociación a la vez que todos son socios y voluntarios (aunque el término "voluntariado" se utilice a veces sólo para definir a los que no son socios, o a los que no tienen responsabilidades, lo que considero un error).
Estas personas, de GF, SA y Base, pueden además estar relacionadas entre sí por tres tipos diferentes de lazos: de amistad, familiares (de parentesco) y económicos, además de los ideológicos ya citados, que se entrecruzan, suplementan o chocan entre sí.
Conjuntos de acción y otros conceptos
Conjunto de acción lo podemos definir como la forma concreta en que se estructura un tejido social y asociativo en un espacio y estructura social. Las diferentes formas en que se pueden relacionar, en un barrio o en una ciudad, los grupos formales, los sectores activos y la base de cada asociación y cómo se relacionan estos con las instituciones y con otras asociaciones (que, a su vez, tienen diferentes estructuras).
Como podemos imaginar, las posibles combinaciones son muy numerosas. De los análisis realizados en los años 80 y 90 (y a partir de las crisis de las asociaciones que veremos más adelante) podemos resumir que los modelos de conjuntos de acción más típicos1 de las asociaciones han sido cuatro:
En la realidad social estos cuatro modelos no se dan puros: se entremezclan y cada asociación puede tener notas o características de cada uno de ellos.
El tercer sector incluye a todas las organizaciones sociales y entidades sin ánimo de lucro, también denominadas "organizaciones no lucrativas" ONL o ENL. A su vez, cuando hablamos de economía social estamos incluyendo no sólo las empresas cooperativas de todo tipo sino también a la economía generada desde el conjunto de las organizaciones del tercer sector. Dentro del tercer sector tenemos que diferenciar entre al menos cinco tipos de organizaciones: dependientes de otras (como las fundaciones), organizaciones religiosas (iglesias), políticas, corporativas (adscripción casi-obligatoria u
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Terminología utilizada a partir de las propuestas de Villasante, Tomas R., J. Camacho, E. Trabada, F. Díaz y J.C. Sanroman, 1990.8
obligatoria, como los colegios profesionales y las comunidades de propietarios) y las asociaciones.
Asociaciones. En sentido estricto, consideraremos como asociaciones a las agrupaciones de personas constituidas voluntariamente para realizar una actividad colectiva estable, organizadas democráticamente, sin ánimo de lucro e independientes, al menos formalmente, del Estado, los partidos políticos y las empresas.
Las asociaciones pueden ser formales, con acta fundacional que las constituye, normalmente en este caso también están inscritas en algún registro público, o informales que también denominamos "colectivos", no registradas.
Movimiento social. Grupo o colectivo de personas que realiza una acción colectiva transformadora frente al sistema social o institucional. Los movimientos sociales son corrientes de expresión y acción colectiva que transcienden los márgenes del hecho asociativo y se manifiestan de otras múltiples formas. Entre sus características fundamentales está el plantearse una transformación social (ya sea concreta, pragmática, ideológica o global) y el situarse "frente a" o "independiente de" el sistema.
Numerosas asociaciones tienen su origen en la cristalización de un movimiento social, que ha cuajado, primero, en una asociación informal en el proceso de estabilización del movimiento. Su institucionalización deriva posteriormente en la formalización de la entidad como asociación registrada.
Los "foros", "plataformas", coordinadoras se crean como colectivos de personas y/o espacio de encuentro de diferentes entidades, y pueden estar constituidos formalmente, registrados, o no.
EVOLUCIÓN DE ASOCIACIONES Y MOVIMIENTOS
Ejemplos de diferentes conjuntos de acción según cuatro escenarios temporales en las últimas décadas
Primer escenario, años setenta.
Las relaciones de los movimientos ciudadanos en la transición democrática (1973 - 1979) estuvieron caracterizadas por un tejido social homogéneo en cada localidad, cohesionado en torno a una asociación formal unitaria en cada barrio, que se sitúa frente al aparato institucional.
En la mayoría de los barrios era una asociación de vecinos la que daba cohesión al movimiento ciudadano y se sentía conscientemente como parte de ese movimiento. Dentro de la asociación de vecinos había grupos y colectivos juveniles, de mujeres, culturales manteniendo una relación fluida con otras asociaciones del barrio (de padres de alumnos, luego llamadas AMPAS) y de otros barrios. La asociación daba identidad al barrio que en muchos casos, hasta los años setenta, eran barrios sin historia al estar creados en las grandes ciudades a partir de la emigración del campo a la ciudad. Las asociaciones "creaban historia" del barrio, al organizar actos culturales, sociales, deportivos, inventar fiestas y patronos del barrio, e ir tejiendo redes educativas y de solidaridad interna, contribuyendo decididamente a la construcción de esa nueva identidad de barrio-comunidad o de pueblo.
Se daba una separación clara entre los ámbitos del poder autocrático y el de los ciudadanos (tejido social y asociativo entremezclado, la mayoría de las asociaciones eran, a la vez, movimientos sociales). El acierto de los movimientos ciudadanos en estos años (asociaciones de vecinos, culturales y otras de ámbito local juveniles, ) fue también el de saber construir una buena relación, incluso "articulación", de estos movimientos con equipos profesionales, partidos de izquierda y con los medios de comunicación (algo semejante a lo ocurrido, como veremos, con los movimientos recientes contra la guerra y
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los alterglobalizadores. Utilizando la terminología de Manuel Castells (1986) podemos resumir sus características en el siguiente cuadro:
El Movimiento Ciudadano articuló:
CD CIUDAD REIVINDICACIONES URBANAS
CM COMUNIDAD ASPIRACIONES CULTURALES LOCALES
PO PODER DESAFIOS POLITICOS
EL MOVIMIENTO CIUDADANO SE RECONOCE A SI MISMO
COMO AGENTE DE CAMBIO
Castells analiza que tipo de relaciones se dan entre los Operadores
(asociaciones vecinales) y MC, PF y PPi, según barrios y situaciones
Fuente: elaboración propia a partir de ob. cit. de Castells.
Segundo escenario: años ochenta. Crisis de los movimientos ciudadanos.
A partir de las primeras elecciones municipales democráticas (en 1979) se comienza un proceso irreversible de cambio social. La asociación ha dejado de ser un todo "frente a" las instituciones. Estas también cambian de imagen y es visible su diferenciación (nivel estatal, municipal, nuevas autonómicas ), a la vez que han absorbido a parte de los cuadros (GF) de las entidades sociales, que han pasado a ser alcaldes, concejales o liberados en partidos políticos e instituciones. El conjunto de cambios produce fragmentación social. Paralelamente se produce la creación de
Necesita una Organización para articularse y para relacionarse con la Sociedad:
Lo hace mediante los tres Operadores siguientes:
Medios de Comunicación (MC)
Opinión Pública
Equipos de
PROFESIONALES
(PF)
Partidos Políticos de Izquierda
(PPi)
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coordinadoras formales estables (habitualmente estructuradas jerárquicamente) que suponen nuevas formas de relación en el tejido asociativo.
En los años ochenta se producen numerosos ejemplos de crisis en las asociaciones: nuevas fragmentaciones internas. En estos años predominan las tendencias sectarias y fuertemente ideologizadas en parte de los movimientos vecinales y en la administración local que se relaciona con ellos. Paralelamente las administraciones crean nuevos servicios culturales y sociales. Para ello absorben a miembros de los sectores activos de las asociaciones que pasan a trabajar en ayuntamientos y comunidades autónomas (nuevos departamentos de cultura, juventud, mujer, deportes ). Los grupos formales y miembros activos cooptados se han "disuelto" en los nuevos valores de las instituciones democráticas. Las relaciones inter e intra asociativas, y de estas con las instituciones, se multiplican y complejizan.
Las causas más importantes de las crisis y de los cambios de los movimientos sociales, en la década de los ochenta, han sido de diferente tipo: generales, particulares, políticas, económicas, culturales y sociales. Unas han tenido como protagonistas a las administraciones públicas y otras han sido factores internos de los movimientos:
A) Causas generales de la crisis:
1.- Abandono de las asociaciones. Parte de los cuadros, los grupos formales ideologizados, se van de las asociaciones, para trabajar en la administración pública y en la "política" (representantes de las instituciones y en los partidos políticos). Abandono físico e ideológico: se fueron y, mayoritariamente, llevaron a las instituciones no los valores desarrollados por los movimientos sociales de este país en los años setenta (democracia directa y participativa, contacto con "la base"...), sino, por el contrario, los intereses inmediatos de los partidos políticos y los personales. También hay abandono hacía la economía privada: parte de los grupos formales (de los sectores activos después) y de los equipos técnicos que colaboraban con asociaciones pasan a dedicarse a su trabajo, a su labor profesional (arquitectos, abogados, sociólogos...) después de años de militancia. Tampoco desde los movimientos se supo crear nuevas formas de relación con los profesionales.
2.- Cambios en el sistema socioeconómico y en la estructura social: las sucesivas crisis económico-sociales, en cascada. En situaciones de precarización del empleo, altos índices de paro y falta de recursos (más drogadicción, delincuencia...), se busca una salida más individualista. Los mecanismos de solidaridad tradicionales fallan (hacer una huelga pierde significado cuando hay exceso de producción...).
B) Factores de los miembros de asociaciones y de la administración pública:
3.- Sectarismo político. Trabajar sólo por intereses políticos inmediatos. Politización que se convierte en partidización (priman los intereses de los partidos).
4.- Competencia. El no saber llegar a acuerdos para establecer un nuevo reparto de papeles, provoca una competencia entre las nuevas administraciones y las asociaciones que se salda, en la mayoría de los casos, con la lógica victoria del más fuerte: el nuevo poder político, legitimado por las urnas (que utiliza sus victorias electorales a modo de plebiscito, especialmente en la época de las mayorías absolutas). Respecto de la relación asociaciones-administración se ha dicho que los setenta fueron los años de la confrontación, los 80 los años del aislarse y situarse "frente a", y los 90 son los años del diálogo y la concertación, también los de la absorción.
5.- Crisis en la izquierda. Crisis de los partidos de la izquierda radical, como los enfrentamientos internos y escisiones en 1980 y 1985-86 en Partido Comunista de España (PCE) y las crisis de otros partidos de ideología comunista, con numerosos militantes en los movimientos sociales (PT, ORT, MC, LCR... que casi desaparecen).
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6.- Falta de reconocimiento público y de interés hacia el asociacionismo por parte de la administración pública que ven a los movimientos como competidores.
7.- Temor de las asociaciones a ser controlados, lo cual se relaciona con la creación de reglamentos que tratan de controlar y encorsetar a los movimientos. Ineficacia de la participación creada que deriva en aburrimiento. No se realiza una nueva legislación sobre asociacionismo y participación ciudadana (lo poco que se hace se puede considerar "nuevo pero obsoleto").
C) Factores por parte de los Movimientos Sociales:
8.- Falta de nuevos horizontes globales, de nuevos horizontes sociopolíticos. No se sabe trabajar para situarse como dualidad de poder en lo concreto. Era necesario pasar, nada menos, que de "querer tomar el poder" para cambiar el sistema, a cumplir una función de sólo querer "controlar" el poder, para llenar la nueva democracia de contenido, transformándola en una democracia participativa, día a día, independientemente de las personas y del signo político de los que estuvieran en cada instancia del poder político.
9.- Desconfianza radical hacia todo poder público. Imagen simplista de la administración pública, que bascula entre el relacionarse con ella para conseguir subvenciones económicas y/o el considerar negativo todo lo que venga del "poder". No se desarrollar un aprendizaje del consenso, la concertación social y la negociación sin pérdida de independencia.
10.- Creencia en que la democracia lo resolvería todo, que provoca el llamado "desencanto" de los años ochenta.
11.- Debilidades. Escaso número de afiliados a asociaciones ligadas a movimientos sociales (los movimientos asociativos) respecto al ámbito europeo. Recursos materiales insuficientes (infraestructuras, autofinanciación ). Y escasez de personas con formación, profesionales, acrecentada por el abandono de grupos formales.
12.- Inadecuación de formas y contenidos a las nuevas circunstancias políticas (democracia política representativa formal, importancia de los medios de comunicación...), y la organización y el funcionamiento interno no participativo en buena parte de las asociaciones.
D) Otros factores sociales y causas de la crisis:
13.- Los medios de comunicación se dedican principalmente al seguimiento político-partidista a partir de las primeras elecciones de 1977 y especialmente desde las municipales de 1979, reduciendo la información sobre los movimientos sociales.
14.- Bajo reconocimiento social del trabajo voluntario (no remunerado) en España y en los países mediterráneos. En la mentalidad común, a diferencia de otros países, el trabajo social voluntario no tiene porque existir, o lo debería de hacer la administración o, en todo caso, es cosa de "gente rara" (de "curas, rojos, o gente metida en política", según se comentaba en grupos de discusión2 ). En el entorno europeo era ya más tradicional el trabajo social comunitario y el voluntariado.
Esta suma de factores deriva también en crisis internas en cada asociación de vecinos y en la escisión, separación en dos o más asociaciones formales nuevas a partir de cada asociación, y en el minifundismo asociativo de los años ochenta, también favorecido por la política de subvenciones (sectorializada) y por el clientelismo político de muchas de las nuevas administraciones en sus relaciones con las asociaciones.
Como veremos, parte de estos factores desaparecen o cambian en los años noventa y posteriores (incremento del voluntariado, cambio de mentalidad, profesionalización en las asociaciones ). Pero en los años ochenta estas crisis en
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Todos estos aspectos los podemos encontrar ampliados, incluidos las entrevistas y grupos de discusión base de la investigación, en la Tesis Doctoral del autor: "Política Local, Participación y Asociacionismo", Universidad Complutense de Madrid, 1994.12
cascada se retroalimentan y son parte fundamental del alejamiento que se va produciendo entre un movimiento ciudadano débil y fragmentado y unas administraciones públicas gobernadas por la izquierda y, en buena parte, con la nueva prepotencia de las mayorías absolutas. Ese alejamiento produce también la abstención del voto tradicional a estas opciones (principalmente al PSOE): es una variación pequeña pero fundamental para que, en Madrid ciudad y en buena parte de las capitales provinciales, la opción conservadora se haga con los gobiernos municipales.
Tercer escenario. Años noventa.
Los nuevos problemas económicos de las administraciones públicas, el boom del voluntariado (a partir de 1992 y de las Olimpiadas) y la contratación de servicios externos desde las administraciones (ya sea por la externalización de servicios hacia empresas o al nuevo fenómeno de la "asociación-empresa") coinciden con la aparición de nuevas asociaciones autodenominadas ONG y un asociacionismo más pragmático y subvencionado, más concreto en su actuación en el tiempo y en el espacio y más gestionista (que es el fomentado desde las administraciones públicas desde los años 80). Contradictoriamente debemos tener en cuenta, recordando a Touraine (1982), que las nuevas diversidades y pluralidades de las asociaciones no se deben de tomar como debilidad sino como fuerza y vitalidad (al menos de futuro, si no se dedican a competir entre ellas).
En síntesis, las tendencias asociativas de los años noventa están ligadas a fenómenos tan dispares como:
1. Asociacionismo subvencionado. Penetrado por partidos políticos (siempre lo ha estado), pero con menos sectarismo político que en la década anterior.
2. Mantenimiento y nuevas presencias de movimientos radicales.
3. Creación de nuevos servicios desde las asociaciones, junto con nuevas "asociaciones de servicios" minoritarias y muy gestionistas, que lleva a la aparición de la "asociación-empresa" (que se registra como asociación cuando debería hacerlo como una cooperativa o comunidad de bienes). Si en los años 80 parte de los grupos formales de las asociaciones habían sido absorbidos para el trabajo en administraciones públicas, en los 90 sigue el proceso pero también con la solicitud a los sectores activos de creación de empresas de servicios y de asociaciones sólo gestionistas. Se inicia desde las administraciones públicas las privatizaciones mediante la externalización de servicios.
4. Formación de cuadros y de nuevos dirigentes. Actividad más profesionalizada de las asociaciones. Con afiliación numerosa y creciente (veremos datos posteriormente) y por causas dispares.
5. Constitución de las nuevas asociaciones autodenominadas "Organización No Gubernamental" ONG, como forma de querer dar una imagen independiente pero más institucional (más seria, no de una asociación pequeña).
6. El voluntariado existía en todas las asociaciones (sin esa denominación) y se conocía como algo minoritario en algunas entidades sociales (Cruz Roja, Cáritas ). A partir de su éxito en la colaboración de la organización de las Olimpiadas del 92, las administraciones públicas crean departamentos para su captación, formación y utilización directa en labores culturales y sociales (el voluntariado, incluso convertido en moda o en forma de iniciación profesional, es un fenómeno social complejo y diverso que no se puede aceptar o rechazar de forma global).
7. Penetración de valores insolidarios en algunos movimientos, viejos y nuevos, que se configuran como anti-movimientos sociales, representantes de clases medias que desean su separación del bloque social de los excluidos y de los marginados, en la actual sociedad de los tres tercios.
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8. Localista y atomizado, incluso corporativista, pero menos en parte de los movimientos, en los que se dan nuevas corrientes unitarias. Nuevas federaciones y plataformas asociativas, nuevas formas de comunicación. Ligar lo particular con lo universal se muestra como un valor social característico desde finales de los noventa, frente al particularismo individualista, hegemónico en los ochenta.
Cuarto escenario.
Desde finales de siglo y en la década actual aparece una visión más global, y por tanto política, en muchas asociaciones, derivada de los problemas generales, principalmente de dos tipos: por una parte la crisis energética y la contaminación global, que provocan el deterioro del medio ambiente y de la calidad de vida; por otro lado, el cambio económico internacional con aumento de la desigualdad y de los nuevos movimientos migratorios.
Cada vez más asociaciones son conscientes de que la solución a los problemas concretos no puede venir sólo desde la actuación local. Primero se ha derivado a una "actuación local - pensamiento global". Después a una necesidad de actuación global sin dejar de pensar en lo local. Movimientos proderechos humanos, ambientalistas (1992 Cumbre de Río), movimiento 0,7% (a partir de 1993), movimientos contra la deuda y, finalmente, los movimientos antiglobalización, que, en su conjunto, derivan a movimientos de resistencia global, movimientos alternativos o movimiento altermundista, "por otra globalización" y contra las guerras. Estos movimientos conviven con el minifundismo asociativo pero que ya ha superado sus tendencias más sectarias. El aumento de la diversidad y la pluralidad en los movimientos asociativos es una constante de su desarrollo, pero también se va creando, en las mayoría de las asociaciones, una cierta conciencia común de que se pertenece a una cultura con valores altruistas comunes y de que "hay que unirse" para conseguir las cosas. Finalmente, un voluntariado que no quiere ser utilizado como mano de obra barata y unas asociaciones mejor organizadas y más democráticas, junto con la incorporación de nuevos profesionales (voluntarios o contratados, que aportan técnicas de participación y gestión), han dado lugar a unas asociaciones más profesionalizadas y con menos conflictos internos.
Entre los precursores de la nueva situación podemos recordar las propuestas del citado movimiento de las plataformas del 0.7%, al Congreso Internacional de Movimientos Sociales (CIMS, 1992, después Red CIMS) y al Movimiento Anti Maastrich.
Asociaciones y movimientos en la actualidad. Las asociaciones y el Tercer Sector en cifras.
Por una parte tenemos los datos sobre el asociacionismo en España que nos dan idea de su amplitud y diversidad. Aproximadamente un tercio de la población adulta española (más de 12 millones) está afiliada a una o a varias asociaciones, lo que supone unos 17,5 millones de carnets de afiliados, contando la multiafiliación (1,5 asociaciones por persona afiliada). (Ver datos concretos en: Alberich, 2003).
El número de asociaciones inscritas en registros públicos ha sido siempre creciente. En 1978 había 18.000, en el año 2.000 eran 230.000, según el Registro Nacional de Asociaciones, citado por El País (4.12.03). En la actualidad hay unas 250.000 registradas, pero hay que matizar que muchas asociaciones no se dan de baja cuando dejan de estar activas.
Unos 500.000 empleos remunerados dependen de las Organizaciones No Lucrativas (ONL), principalmente asociaciones y fundaciones, el conjunto del denominado Tercer Sector (en muchos casos con empleo precario), se excluye el empleo de cooperativas y sociedades laborales.
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Tres millones de personas se consideran "voluntarios" y practican el voluntariado (afiliadas o no), de las cuales algo más de un millón dedican al menos 20 horas al mes a su acción voluntaria (equivale a 253.599 empleos a jornada completa). El gasto total de las ONL supone el 4,6% del PIB español, el 5,9% si imputáramos el "trabajo" aportado por el voluntariado, según Ruiz Olabuénaga (1999). La economía social proporciona unos 900.000 puestos de trabajo, casi el 10% del total del empleo por cuenta ajena. De estos, un 45% pertenece a las cooperativas (Erkki Liikanen, 2003).
El proceso de desmantelamiento del Estado de Bienestar, iniciado por el capitalismo neoliberal desde los años ochenta (época Thatcher Reagan), ha encontrado en las fórmulas de voluntariado y de gestión social con ONL, y en la creación de la "Sociedad de Bienestar", una válvula de escape y justificación ideológica a ese desmantelamiento de servicios básicos. En algunos casos se introducen métodos más participativos de "gestión social" pero en muchos otros es mera disculpa para los procesos de privatización. Transferir la gestión de parte de los servicios públicos básicos que el Estado debe garantizar a toda la población (sanidad, educación, vivienda, empleo, seguridad social, pensiones...) justificándolo en los altos costes, falta de eficacia y en la competitividad internacional, sin iniciar procesos de modernización de las administraciones públicas, buscando fórmulas más participativas y democráticas de gestión.
Los Nuevos Movimientos Sociales: ¿alternativos, alterglobalizadores o, simplemente, globales?
Por otra parte tenemos la amplitud de los movimientos de contestación al sistema y a medidas gubernamentales (especialmente en 2001 a 2003). Participación puntual en protesta por hechos concretos: leyes de educación, huelga general, guerra contra Irak La participación en movilizaciones de millones de personas (el 15 de febrero de 2003, las mayores de la historia). Estas movilizaciones, especialmente contra la guerra, han estado convocadas por los movimientos altermundistas, que demandan no sólo el "no a la guerra" sino otro modelo de desarrollo, aunque han estado participadas y, en algunos casos desbordadas, por entidades, colectivos y organizaciones políticas de muy diferente signo. Se está ante la encrucijada de una gran debilidad en la organización -estable- y una gran fortaleza de comunicación y de capacidad de convocatoria en momentos puntuales.
Los Nuevos Movimientos Sociales (NMS) de los setenta y ochenta se inspiraron en muchos de los planteamientos del 68 francés y de su entorno (antiautoritarismo, anarcosindicalismo, asamblearismo, participación horizontal ) incorporándolos, no sólo los más reconocidos movimientos ecologistas y feministas, también los pacifistas, los insumisos, los estudiantiles y los de liberación sexual que se desarrollan desde los años 70, junto a la teología de la liberación y los nuevos movimientos cristianos de base. Este conjunto de grupos en movimiento constituirán el caldo de cultivo de donde han nacido los actuales movimientos sociales.
Las ideologías cerradas, el trabajo en cúpulas y grupos hiperideologizados y las estructuras jerárquicas piramidales (y, en menor medida, el sectarismo entre partidos políticos), muy extendido en los años 70, pierde fuerza en los 80 (aunque se da un proceso de fragmentación y minifundismo asociativo) y, claramente en los años 90, se generaliza su sustitución por el trabajo en red y las ideologías abiertas o, dicho con más precisión, el trabajo en base a marcos ideológicos comunes donde pueden convivir diferentes tendencias y corrientes pero que están de acuerdo en lo considerado principal: rechazo al modelo de desarrollo imperante, al pensamiento único (con sus diferentes versiones de capitalismo e imperialismo neoliberal), y en el trabajo por un cambio social (un mundo más justo y más sostenible, ecológica, social y económicamente).
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Desde los años 90, especialmente desde el éxito del precisamente denominado "Foro Global", primer encuentro mundial de movimientos alternativos (paralelo al oficial de la Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro, Conferencia de la ONU sobre desarrollo sostenible, 1992), se hacen mayoritarios algunos de estos planteamientos dentro de los movimientos alternativos y que son un referente para el cambio en partidos políticos e instituciones.
El nexo de unión de toda esta galaxia de grupos activos por "Otro Mundo Es Posible" con los sindicatos, grandes ONG y partidos políticos de la izquierda tradicional, ha sido los foros sociales, especialmente a partir del Foro Social de Porto Alegre, en 2001 y 2002. Estos nuevos foros sociales se han ido creando, según los casos y niveles, de muy diferente tipo: desde los que son casi exclusivamente una suma de siglas de las organizaciones más reconocidas institucionalmente hasta los que han conseguido ser un foro-movimiento con muchas personas y colectivos participando directamente. Los encuentros de los foros sociales no son movilizaciones de respuesta a encuentros oficiales o contracumbres (como se hacía anteriormente), se constituyen por sí mismos como nexos de unión para la construcción de alternativas locales y globales. Como parte de los encuentros mundiales alternativos citemos finalmente al Foro de Autoridades Locales de Porto Alegre (FAL) que a partir de 2001 se realiza de forma anual al mismo tiempo que el Foro Social y, como éste, no sólo en la ciudad que le da su origen. Es un punto de encuentro de autoridades locales que intercambian experiencias para generar procesos de inclusión social, considerando que las metrópolis y las redes de ciudades pueden ser un "contrapoder" a los estados y las organizaciones mundiales.
El éxito de encuentros como los de Seattle, Praga o Génova3 ha ido desarrollando algunas de las características comunes a los grupos participantes:
1. Una ideología más igualitaria y abierta. Que admite la diferencia como algo que enriquece, con tal de que se esté de acuerdo en los objetivos principales. Se construye una nueva ética de grupos en movimiento.
2. Nuevas formas de organización interna, flexible, espacios sin jerarquía, abiertos, asamblearios, como reflejo de los presupuestos ideológicos citados y en coherencia con ellos.
3. Trabajo en red y horizontal. Cargos por rotación (tratar de eliminar o reducir los personalismos, los portavoces permanentes, la profesionalización política en los movimientos sociales ). Reivindicando la democracia participativa hacia fuera y hacia dentro (democracia directa, presupuestos participativos ).
4. Desde el "actuación local, pensamiento global" y el trabajo en lo micro (mi barrio, mi comunidad ) al actuar en lo global sin dejar de pensar en lo local. Se generaliza el saber combinar adecuadamente acción global y local.
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El éxito del encuentro de Génova (julio 2001) hay que relativizarlo: si bien se movilizaron cientos de miles de personas a favor de "otro mundo es posible" la represión política y policial que organizó el gobierno de Berlusconi fue terrible. Con la justificación de que había grupos violentos entre los manifestantes (lo cual era cierto y eran bien conocidos y visibles: precisamente por esto no estaba justificada la represión generalizada), un joven murió por disparos de la policía y cientos de personas fueron apaleadas en las manifestaciones y cuando estaban en sus campamentos y centros sociales, fueron trasladados a comisarías y centros de internamiento, en los que, durante varios días, la policía les golpeaba mientras gritaban frases del tipo de "una, dos y tres, Viva Pinochet". Todo esto en la muy democrática Unión Europea de 2001. El miedo también se instaló entre algunos de los más jóvenes que era la primera vez que participaban en movilizaciones y actos públicos.16
5. Desobediencia civil, Acción Directa No Violenta, en parte de los movimientos más activos.
6. Dar más importancia a la investigación y análisis de la realidad. Aceptar críticamente los avances tecnológicos, buscando un uso adecuado y masivo de las nuevas tecnologías (Internet especialmente, teléfonos móviles ). Más participación en los movimientos de profesionales y científicos (tanto de las ciencias sociales como de las experimentales y de las ingenierías técnicas ), más importancia a la acción educativa social.
7. Pragmatismo en la acción. Uno de los grandes aciertos de estos movimientos es saber buscar aliados entre organizaciones de muy diferente tipo. Así, movimientos considerados radicales y claramente antijerárquicos han coincidido en las movilizaciones unitarias y han establecido relaciones y redes de apoyo mutuo con organizaciones mucho más institucionalizadas y profesionalizadas, siendo capaces de superar las desconfianzas mutuas (por ejemplo, grupos ecologistas de base con Green Peace...) o, en muchos casos, se reparten los papeles: las grandes ONG (Intermón-Oxfam, Amnistía Internacional, Médicos Sin Fronteras , en algunos casos también Cáritas, Cruz Roja, sindicatos mayoritarios...) realizan estudios y planteamientos "serios" a las instituciones y administraciones públicas, que dotarán de argumentos a los movimientos más activistas, con los que coincidirán en actos concretos. Movimientos ciudadanos radicales como el de los okupas, culturales alternativos minoritarios (en el entorno de movimientos musicales, artísticos, de radios libres y TV local), movimientos gays, parte de las nuevas tribus urbanas, etc., han estado muy presentes desde los años noventa, pero sobre todo en los últimos años han confluido públicamente de forma unitaria en muchas ocasiones, cambiando y superando, en buena medida, su peyorativa imagen social.
Entre los puntos débiles de estos movimientos citemos:
Notas finales
No se puede hablar de unas características comunes al mundo asociativo actual, más allá de su inmensa pluralidad y diversidad. Mientras que siguen creándose constantemente nuevas asociaciones formales, de todo tipo, las nuevas generaciones son reacias a trabajar internamente en organizaciones estructuradas y jerarquizadas pero si participan en colaboraciones puntuales, voluntariado ocasional, colectivos y asociaciones informales y, especialmente, en movilizaciones de todo tipo.
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Las nuevas contradicciones socioculturales y económicas también determinan el tipo de asociacionismo y movimientos sociales. Cuando los jóvenes, hasta que no han pasado sobradamente la treintena, carecen de empleo estable (no digamos ya fijo), vivienda propia, independencia para crear y formar una familia, etc. estando sometidos a mensajes tan contradictorios (consume, se solidario, ecológico, ) ¿en qué tipo de entidad puede uno participar?, ¿qué tiempos le puede dedicar al voluntariado y al activismo social?
Si los movimientos ciudadanos fueron muy eficaces en la construcción de nuevas señas de identidad vecinal en el ámbito local en los años 70, teniendo referentes ideológicos comunes y diversos (en definitiva, conseguir calidad de vida, nivel micro, y un sistema democrático, a nivel macro), los nuevos movimientos sociales, pasado el desierto ideológico-conservador de los años 80, han ido construyendo nuevos referentes ideológicos globales alternativos. También, al igual que los movimientos ciudadanos de los años 70, los movimientos sociales alterglobalizadores de nuestra década se sienten y reconocen así mismos como agentes de cambio. Reclaman su independencia y su protagonismo político-social.
Los años ochenta fueron también los de las crisis económicas y sociales en cascada, que se retroalimentan y son parte fundamental del alejamiento que se va produciendo entre un movimiento ciudadano cada vez más débil y fragmentado, y unas administraciones públicas gobernadas por la izquierda moderada y, en buena parte, con la prepotencia de las mayorías absolutas.
Esa ruptura entre "el mundo político" y el de las asociaciones ciudadanas produjo un alejamiento del voto tradicional a éstas opciones desde finales de los 80 y en los años noventa. Fue una variación muy pequeña (principalmente en zonas obreras y de clases medias que se abstuvieron o dejaron de votar a la izquierda) pero suficiente para que la opción conservadora se hiciera con los gobiernos municipales de la mayoría de las principales ciudades y de autonomías. En 2002 y 2003, la nueva prepotencia del partido conservador gobernante con mayoría absoluta, también provoca la reacción de los nuevos movimientos sociales y que se convoquen y celebren grandes movilizaciones. Estas provocan cambios políticos y electorales que ya se visualizan en las elecciones municipales y autonómicas de 2003 y contribuyen decididamente al cambio electoral estatal de 2004 (aunque éste se haya dado en unas circunstancias muy especiales, a tres días de los atentados del 11M que, a partir del discurso gubernamental, incidió o animó a una participación masiva en las elecciones).
Los nuevos movimientos sociales globales están contribuyendo a que se den cambios fundamentales. A las ONG se les demanda un nuevo papel y desde los gobiernos e instituciones internacionales se les da más responsabilidades y recursos de los que muchas veces pueden y deben asumir.
Ante situaciones de exclusión social, de catástrofes y de guerras de diferente tipo: parece que el mundo político está demandando que las ocho contradicciones sociales citadas sean resueltas, en buena parte, por un proceso de onegenización social, reservándose para sí sólo la simple dirección político-partidista (arrebatada anteriormente buena parte de la dirección de la política económica por las multinacionales y las empresas transnacionales).
A sí mismo, a muchas organizaciones sociales locales o nacionales se les quiere implicar en procesos de desmantelamiento del Estado de Bienestar, bajo el discurso de la participación ciudadana y la implicación social en la creación de la nueva Sociedad del Bienestar. Saber hacer frente a estos nuevos retos, sin rechazar el debate y la implicación en los problemas sociales y en su resoluciones, pero sin asumir papeles que no les corresponden, va a ser trascendental para saber el tipo de asociaciones y
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movimientos que vamos a tener en los próximos años y, por ende, para conocer el modelo de organización social en el que vamos a vivir.
Tomás Alberich Nistal (2006)
Doctor en Sociología. Profesor Universidad de Jaén (Departamento de Psicología. Area Trabajo Social y Servicios Sociales) alberich@ujaen.es
BIBLIOGRAFÍA
Alberich Nistal, Tomás (2006): Guía fácil de asociaciones. Manual de Gestión para la creación, desarrollo y dinamización de asociaciones sin ánimo de lucro, Dykinson, Madrid.
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Díaz, Elías (1988): "Socialismo democrático: Instituciones políticas y movimientos sociales", Revista de Estudios Políticos, núm. 62, Madrid.
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Olabuénaga, Ruiz (1999): "El Tercer Sector en España", Anuario El País 1999, El País, Madrid.
Villasante, Tomas R., J. Camacho, E. Trabada, F. Díaz y J.C. Sanroman (1989): Revista Salida de Facmun, Facmun, Madrid.
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Taibo, Carlos (2002): Cien preguntas sobre el nuevo desorden, Punto de Lectura, Madrid.
Touraine, Alain (1982): El Postsocialismo, Editorial Planeta, Barcelona.
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RESUMEN/ ENGLISH SUMARI
Tomás Alberich Nistal. Las contradicciones y la evolución de los movimientos sociales en España (una propuesta y un ejemplo para su análisis).
Las asociaciones y los movimientos sociales nacen como respuesta a las contradicciones sociales, como reacción a los choques entre fuerzas que tienen intereses contrapuestos (clases sociales, grupos culturales, diferencias de edad, sexo, ) y que no hay por qué ocultar. Tendríamos así ocho grupos de fracturas o contradicciones: ecológica, sexual o de género, generacional, racial, económica, cultural, espacial y vital, que nos servirían como puntos a estudiar, o al menos a tener en cuenta, en la investigación de los conflictos sociales complejos, ayudándonos a su exploración y a la aplicación de un método de análisis global.
La evolución de los movimientos asociativos en las últimas décadas ha estado marcada en España por sus contradicciones y por sus relaciones con las administraciones públicas y el Estado y, más recientemente, por su nuevo papel social y en el Mercado. Los nuevos movimientos sociales alterglobalizadores reconstruyen nuevos referentes ideológicos comunes y aportan aspectos sociopolíticos que guardan semejanzas con el papel desempeñado por los movimientos ciudadanos en los años setenta.
Tomás Alberich Nistal. The contradictions and evolutions of social movements in Spain (one propose and one example for analysis).
The associations and social movements are born as answers at social contradictions, reaction at shocks between forces that look for contrapuntal interests (social class, cultural groups, referents of age, sexual ) and that is unnecessary to occulted. We have eight groups of fractures o contradictions: ecologic, sexual, generation, racial, economic, cultural, space and vital, that we can use as points to study, or at least considerate, in the research of complex social conflicts, this can help us in the exploration and application of one method for global analysis.
The evolution of associative movements in the last decades has been marked in Spain by their contradictions and relations between public administrations and the State, and, more recently, by their social paper and in the Market. The new social movements alter-globalization rebuild new ideological referents and the socio-political face that has proximities with the paper carried by the citizens movements in the seventies years.
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