Práctica

Evaluación de Tierras para el Cultivo del Olivo

I.- Objetivos y Conceptos Preliminares sobre Evaluación

El objetivo de la evaluación de los suelos de un territorio es aportar conocimientos sobre los mismos que permitan tomar decisiones en la asignación de usos. Estas decisiones dan lugar a importantes beneficios o pérdidas según el uso a que se destine una determinada zona del territorio e incluso pueden desencadenar procesos de degradación en algunos casos irreversibles. El beneficio económico no siempre va paralelo con un uso conservacionista de los suelos. Por tanto, el objetivo fundamental de la evaluación es obtener un máximo beneficio económico y ambiental de las tierras y un mínimo deterioro ambiental.

Gran parte de las tierras han sido utilizadas, en España y gran parte del mundo, sin estudios previos que muestren cual es el tipo de uso más adecuado y cual es el efecto ambiental de los diferentes usos. Muchos tipos de usos de la tierra, agrícolas o no, son llevados a cabo de forma y en lugares inadecuados, lo que ha resultado en pobreza, degradación ambiental, explotaciones económicamente ineficientes y pérdida de recursos naturales como el suelo o el agua. La mejor forma de uso de la tierra depende de las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales, además de las características del suelo y su respuesta al uso, y todo bajo las premisas de un desarrollo sostenible.

La evaluación del terreno es una forma de clasificación del mismo y busca utilizar gran cantidad de información que sobre él se dispone para contestar a las preguntas que respecto a las oportunidades y limitaciones de uso se plantean los usuarios del recurso suelo en un sentido amplio.

Según la FAO la expresión evaluación de tierras se define como el “proceso de juzgar el comportamiento de un uso del terreno, mediante la ejecución o interpretación de estudios y cartografías de suelos, geomorfología, vegetación, clima y otros aspectos del mismo con el fin de identificar y realizar una comparación de los tipos de uso prometedores, en relación con unidades específicas del terreno en términos aplicables a los objetivos de la evaluación”. La evaluación de los suelos y del entorno donde se asientan se suele hacer utilizando un número amplio de parámetros, siendo de este modo los resultados más fiables.

La evaluación de tierras se define también como “el proceso para estimar el potencial productivo de las tierras para usos alternativos” y representa una aplicación de los mapas de suelos, para hacer más asequible la información a los intereses de distintos tipos de usuarios.

La evaluación del terreno no tiene como fin único el uso agrícola sino también la adecuación del territorio, desarrollo urbano, planificación de redes viarias, mejoras paisajísticas, restauración y conservación de áreas naturales, etc.

II.- El Sistema FAO para la Evaluación de Tierras

La evaluación de tierras es el proceso de evaluación de la respuesta de las tierras cuando son usadas para fines específicos. Este proceso permite que sea hecho un planeamiento racional del uso de las tierras y un uso adecuado y sostenible ambiental y económico de los recursos naturales y humanos. De esta forma, puede ser un importante instrumento para el planeamiento del uso, tanto por usuarios individuales, por grupos o por la sociedad en todo su conjunto.

Es necesario, por tanto, que exista un Sistema de Evaluación de la aptitud de uso de las tierras que utilice parámetros objetivos y que pueda ser aplicado a cualquier escala, desde el reconocimiento hasta el planeamiento individual de parcelas, que sea adecuado a las condiciones locales y que se consideren los aspectos económicos involucrados en cada tipo de uso de la tierra, así como que sea aplicable a la mayoría de las situaciones de disponibilidad de los recursos naturales.

El Sistema FAO (FAO, 1976) para evaluación de tierras se basa en la “aptitud de las tierras” (a diferencia de los sistemas basados en la “capacidad agrológica” más generalistas), y que es una evaluación para un propósito particular o conjunto de propósitos, como por ejemplo el uso del terreno de un modo más específico para el cultivo del olivo. De este modo, es necesaria la ejecución e interpretación de estudios y reconocimientos sobre relieve, suelos, vegetación, clima y otros aspectos del terreno para identificar y hacer una comparación entre tipos alternativos de uso de la tierra en términos localmente aplicables.

En esencia el Sistema pretende responder a las siguientes preguntas:

  1. ¿Qué usos de la tierra son físicamente posibles?
  2. ¿Qué usos de la tierra son económica y socialmente relevantes?
  3. ¿Qué cambios son deseables y viables?
  4. ¿Cuáles son las ventajas y las desventajas comparativas del uso presente y potencial?

El amplio ámbito del Sistema permite una variedad de orientaciones posibles para la recogida de datos y la evaluación del terreno. Tres enfoques generales ampliamente usados son: clasificación cualitativa de aptitud de tierras, evaluación física cuantitativa, y clasificación económica de aptitud de tierras. Varían en la forma en que se expresan los resultados y en la expresión de los límites entre clases de aptitud de tierras.

El Sistema FAO proporciona una base general para la evaluación de tierras a diferentes escalas. Para la mayoría de los proyectos puede ser necesario cuantificar las relaciones con especificaciones más detalladas. El tipo de estudio determinará la naturaleza de la evaluación; p.e., en estudios de reconocimiento a escalas menores de 1:100.000 el interés estará en los tipos principales de usos de la tierra, como agricultura de secano, agricultura de regadío, silvicultura y recreo. Estos estudios serán, en general, de naturaleza cualitativa e incorporarán sólo información de apoyo a gran escala sobre condiciones económicas y sociales. Al aumentar la escala del estudio, la inclusión de información sobre intensidad de trabajo e inversión, nivel tecnológico, infraestructura, tenencia de la tierra y tamaño de las explotaciones aumentará también, y la evaluación final de aptitud será más específica.

La estructura del Sistema es muy flexible y razonablemente compatible con otros sistemas. Hay cuatro niveles o categorías en la clasificación: órdenes, clases, subclases y unidades de aptitud, y que se resumen en la Tabla 1.

  1. Los órdenes de aptitud separan el terreno en apto (S, suitable) y no apto (N) para el uso en consideración. En la mayoría de los casos la tierra es clasificada como no apta por una de las siguientes razones:
    1. El uso de la tierra propuesto es técnicamente impracticable (p.e., el suelo es demasiado pedregoso, o demasiado rocoso).
    2. El uso de la tierra propuesto no es económicamente rentable.
    3. El uso propuesto es ambientalmente inadecuado (p.e. el uso resultaría en una considerable pérdida de suelo).
  2. Las clases de aptitud reflejan los grados de aptitud dentro de los órdenes, y se numeran de acuerdo con grados decrecientes de aptitud (si se reconocen tres clases dentro del orden apto, como es a menudo el caso, se usan generalmente los siguientes nombres: muy apto -S1-; moderadamente apto -S2-; y marginalmente apto -S3-). Sin embargo no hay limitación en el número de clases donde la pauta es tres y como máximo se aceptan cinco. Dentro del orden no apto se usa N1 para indicar actual o corrientemente no apto, y N2 para permanentemente no apto con el presente sistema de manejo del terreno.
  3. Las subclases de aptitud. Todas las clases con la excepción de S1 pueden subdividirse en subclases de acuerdo con la naturaleza de la limitación o limitaciones más importantes, p.e. carencia de humedad suficiente o riesgo de erosión. Las subclases y limitaciones se indican con letras minúsculas colocadas después del símbolo de la clase. No hay límite al número de subclases, pero deben mantenerse en un mínimo. Los símbolos utilizados no están del todo normalizados; los más comunes serían: t: pendiente, p: profundidad, d: limitación en el drenaje, r: rocosidad/pedregosidad, e: riesgo de erosión, s: salinidad, c: deficiencia climática, i: riesgo de inundación, m: carencia de humedad, f: fertilidad, etc.
  4. Las unidades de aptitud son subdivisiones de las subclases que difieren entre sí en aspectos detallados de su caracterización productiva o necesidades de manejo. Las unidades de aptitud son de más uso al nivel de planificación de explotaciones, donde las diferencias identificadas podrían conducir al establecimiento de diferentes prácticas agrícolas.

En los procesos de evaluación de tierras, los tipos de utilización del terreno no forman el núcleo del Sistema. Un tipo de utilización del terreno consiste en un conjunto de especificaciones técnicas para un cultivo o grupos de cultivos en un marco físico, económico y social dado. Este puede ser el medio actual, o un encuadre futuro modificado por mejoras importantes del terreno. Los tipos de utilización del terreno se definen en términos de atributos, que incluyen: especies cultivadas, orientación del mercado, intensidad de inversión, intensidad de mano de obra, fuentes de energía, conocimiento técnico, tecnología empleada, necesidades de infraestructura, tamaño y configuración de la propiedad, tenencia de la tierra y niveles de renta.

Los tipos principales de uso de la tierra como, p.e., la agricultura de secano, o más específicamente sus subdivisiones primarias: cultivos anuales, cultivos perennes, cultivos perennes, cultivos arbóreos y arbustivos, y arrozal, son posiblemente de uso al nivel de estudio de reconocimiento general. Sin embargo, incluso a escala de reconocimiento, habitualmente, es más útil basar la evaluación de tierras en los tipos de utilización del terreno definidos por cultivos individuales o sistemas de cultivo bajo niveles de manejo definidos genéricamente.

El proceso de evaluación de aptitud de tierras para un cultivo o alternativa de cultivos particular implica comparar los requerimientos de una actividad de uso de la tierra con las propiedades (definidas como cualidades del terreno) de la unidad de terreno concreta, conduciendo a la primera aproximación de clases de aptitud de tierras. Puede ser necesario, entonces, considerar los efectos de mejoras propuestas, o formas en las que las cualidades del terreno pueden ser alteradas favorablemente mediante inversiones. Después de esta primera etapa, el siguiente paso es realizar un análisis económico y social. Los resultados de estas dos etapas se unen en la clasificación de aptitud final del terreno.

Aunque la presentación de resultados se puede hacer para fincas y suelos concretos, la forma más común de presentación de la información de aptitud es en forma de mapas, en los que las unidades del terreno cartografiadas se representan con sus tipos de aptitud de tierras. Los mapas de aptitud pueden representarse como un único mapa con una leyenda tabular, o como una serie de mapas de aptitud, uno para cada tipo de uso de la tierra.

La leyenda da información sobre el área de cada unidad de tierra y la subclase de cada tipo de utilización del terreno. Además, donde la aptitud del terreno podría subir mediante mejoras específicas del terreno, éstas se indican y se da también la aptitud potencial resultante.

III.- El Sistema FAO para Evaluación de Tierras Aplicado al Cultivo del Olivo - Olea europaeae - (Sys et al., 1991)

El olivar ha sido y es el sistema productor de aceite por excelencia en el área mediterránea. Su antigüedad y tradición han configurado una tecnología esencialmente empírica. Entre sus características fundamentales se encuentran su adaptación a la sequía estival, la longevidad de la especie, la ocupación progresiva de suelos marginales y frágiles, la fuerte concentración de demanda laboral en la recolección, la irregularidad de las cosechas y la obtención de un producto apreciado.

Clima

El cultivo del olivar es propio de climas mediterráneos caracterizados por inviernos suaves y veranos largos, cálidos y secos. El olivo es sensible al frío, aunque experimenta un endurecimiento provocado por la acción del frío progresivo del otoño y entra en período de reposo, haciéndose resistente a temperaturas inferiores a 0ºC. La temperatura media de las mínimas absolutas anuales en torno a los -8ºC, es considerada como la temperatura que delimita el área geográfica del cultivo del olivo. La importancia de esta cualidad es grande ya que, en general, temperaturas prolongadas de -10ºC causan la muerte de ramas de gran tamaño e incluso de toda la parte aérea. Se considera que el óptimo de la temperatura media de las mínimas del mes más frío se encuentra en el intervalo comprendido entre -4 y 2ºC.

Los olivos se desarrollan bien en regiones que reciben una precipitación media entre 400 y 1000 mm/año. Como situación muy óptima de precipitación se considera aquella comprendida entre 500 y 800 mm de lluvia al año porque se supone que con esta precipitación el olivar de secano tiene garantizadas sus necesidades de agua. Para el caso del olivar de regadío estas necesidades están cubiertas con el sistema de riego empleado en cada caso.

Suelo

Resultan negativas todas aquellas situaciones impuestas por el medio edáfico que puedan dificultar o impedir parcial o totalmente una correcta práctica agrícola o manejo del suelo o impedir un correcto desarrollo de las raíces, y relacionadas con la presencia de lastra o costra caliza, la tractorabilidad, la pedregosidad superficial u otros factores afines. Además en muchas ocasiones no sólo es útil la profundidad del suelo (senso stricto) sino que la profundidad efectiva (hasta donde las raíces puedan llegar, es decir, profundidad como limitación al enraizamiento) es el parámetro más correcto a la hora de evaluar el factor profundidad como decisivo en el cultivo del olivar.

De un modo general, este cultivo requiere texturas francas, y suelos profundos, bien drenados y aireados, además de que sean preferentemente calcáreos. La capa freática ha de estar a más de un metro de la superficie. La máxima profundidad de enraizamiento está a 1.80 m. La profundidad media de enraizamiento, y que será utilizada en el desarrollo de la presente práctica, se sitúa en los 80 cm de profundidad.

Textura

La textura es muy importante desde el punto de vista físico y fisicoquímico del suelo. Las idóneas son las texturas moderadamente finas o equilibradas (franca, franco-limosa, franco-arcillosa y franco-arcillo-limosa, es decir, francas y asociadas, donde no predomina ningún tipo de partícula en concreto aportando sus ventajas y eliminando sus inconvenientes). De este modo se permite una aireación adecuada para el crecimiento de las raíces, una buena permeabilidad así como una alta retención de agua. Por tanto, los suelos francos son los más equilibrados para este cultivo con propiedades compensadas.

Nutrientes

La fertilidad del suelo es su capacidad para suministrar elementos nutritivos a las plantas. Esta capacidad depende, tanto de la cantidad de elementos nutritivos disponibles inmediatamente, como de la capacidad del suelo para almacenarlos y ponerlos a disposición de las plantas cuando los necesitan. La fertilidad del suelo se mantiene cuando la salida de elementos nutritivos es compensada por la entrada de los mismos. Si las exportaciones son superiores a las aportaciones, la fertilidad del suelo disminuye.

Se pueden destacar diferentes parámetros, que conjuntamente o de forma aislada nos hablan de la fertilidad de los suelos, p.e. P, K, S, Ca, Mg, Carbono orgánico, CEC, CaCO3, Yeso, pH, CE25, Boro, Fe, etc.

Teniendo en cuenta que incluso suelos pobres pueden dar razonables cosechas, la influencia de la fertilización es, de forma general, positiva y al aumentar la producción de aceituna los rendimientos grasos no descienden sensiblemente, por lo que al aumentar la producción de aceituna aumenta también la producción de aceite/ha. En general, podemos decir que la aportación de nitrógeno al olivar es económicamente rentable. En Andalucía las dosis deben estar alrededor de la unidad de nitrógeno/olivo cuando se fertiliza el suelo. Los fertilizantes del suelo con fósforo, en Andalucía, no han obtenido respuesta hasta que han transcurrido tres o más años de hacer la fertilización continuadamente, por lo que la rentabilidad ha sido escasa. Por su parte, los abonados potásicos no han dado respuesta positiva, entre otras cosas, debido a que los suelos en Andalucía son, en general, ricos en este elemento; o bien, aquellos suelos ricos en ilita producen una retrogradación de este elemento.

Pendiente

Uno de los factores más importantes que condicionan la erosión es la pendiente del terreno. A medida que aumenta la pendiente del terreno se produce mayor escorrentía (del agua de lluvia o de riego) y mayor erosión, que, a su vez, será tanto más intensa cuanto mayor sea la longitud del terreno en pendiente. En general se puede considerar que una pendiente superior al 6% comienza a situar al olivar en un terreno moderadamente apto para su desarrollo y que pueda incidir negativamente, entre otras cosas, p.e., en la producción. A partir del 6% de pendiente las limitaciones comienzan a ser moderadas llegando a ser severas y muy severas. Se considera que esta cualidad o factor es de importancia decisiva en el desarrollo de este cultivo (y de cualquier otro cultivo) y que resulta, a su vez, de difícil modificación, además de tener un fuerte impacto ambiental. La erosión en terrenos desnudos de vegetación (caso del olivar sin cubierta vegetal) y de elevada pendiente produce surcos, y cárcavas o barrancos en casos extremos. Por su parte la erosión laminar consiste en la pérdida de una capa de suelo producida por el agua que discurre por una superficie uniforme e inclinada, muy común en la mayor parte de los cultivos.

Producción

Este apartado recoge parámetros de referencia que deben ser valorados y refinados con posterioridad en función de la propia información aportada por la comarca estudiada y a su vez por comparación con datos recopilados por otras comarcas y diferentes fuentes. En cualquier caso servirán finalmente para valorar conjuntamente al resto de los factores diagnóstico. Como valores orientativos y generales tenemos los siguientes datos.

En Secano:

  • Buena producción comercial: 3-4 ton/ha
  • Producción media: 2-2.5 ton/ha

Con irrigación:

  • Buena producción comercial: 7-10 ton/ha, 50-100 kg/árbol
  • Producción media: 3-4 ton/ha

Las características de la tierra son propiedades medibles del ambiente físico directamente relacionado con el uso de la tierra. En la Tabla 2 se resumen los niveles de utilidad (requerimientos) para los diferentes parámetros climáticos, topográficos y de suelo.

Los métodos de análisis de suelos utilizados en las cualidades de la tierra han sido los mismos que los descritos en:

  • Klute A. 1986. Methods of soil analysis, Part 1. Physical and mineralogical methods. Madison, WI: American Society of Agronomy and Soil Science Society of America.
  • Page AL, Miller RH, Keeny DR. 1982. Methods of soil analysis, Part 2. Chemical and Microbiological properties. Madison, WI: American Society of Agronomy and Soil Science Society of America.

En este Sistema las características de la tierra (cualidades) son comparadas con los requerimientos establecidos para el cultivo en diferentes grados de utilidad, y la clase final de aptitud es atribuida de acuerdo con la característica menos favorable.

Además, las limitaciones (grados de limitación, Tabla 2) podrían ser expresadas como clases de aptitud. La relación se esquematiza del siguiente modo:
Limitaciones Clases de Aptitud
0: ninguna S1: muy apto
1: ligera S1: muy apto
2: moderada S2: moderadamente apto
3: severa S3: marginalmente apto
4: muy severa N1: no apto pero susceptible de corrección
N2: no apto y no susceptible de corrección

El estudio de diversas variables relacionadas con el suelo permite el establecimiento de técnicas de análisis que sistematizan la determinación del nivel de adecuación de un suelo al cultivo del olivar. La técnica objeto de la herramienta elaborada para esta práctica establece la comparación de los valores relativos a aspectos climáticos, topográficos, físicos y químicos del suelo, con las reglas que definen parcialmente los intervalos para cada requerimiento. Finalmente, se obtiene la clasificación final del suelo expresada en un nivel de aptitud de la tierra para el cultivo del olivo. Esta evaluación de la tierra final se acompaña de los símbolos de la limitación o limitaciones más importantes, p.e.:

Subclases de aptitud de la tierra actual: S3fc
Subclase de aptitud de la tierra potencial: S2c (después de la corrección de las limitaciones de la fertilidad -f-)

Esta herramienta desarrollada aplica automáticamente dichas reglas a los valores introducidos, facilitando de forma sencilla y directa el acceso a los niveles de aptitud del suelo analizado. La aplicación desarrollada consiste en una hoja de cálculo en formato Microsoft Excel; en concreto se ha hecho uso de la versión 2002.

IV.- Bibliografía Básica

  • Aguilar J. y Col.: Memoria del mapa de Suelos de la Provincia de Jaén. Escala 1: 200.000. Diputación Provincial de Jaén. 1987.
  • Brady N.C., Weil R.R.: The nature and properties of Soils. Prentice Hall, Inc. New Jersey, 1999.
  • Buol S.W., Hole F.D., McCracken: Soil genesis and clasification. Iowa State University Press. 1983.
  • De la Rosa D.: Catálogo de Suelos de Andalucía. AMA. Junta de Andalucía. Sevilla. 1984.
  • FAO: A framework for Land Evaluation. FAO Soils Bull., nº 32. 1976.
  • FAO: Directivas; evaluación de tierras para la agricultura de secano. FAO. Roma. Nº 52. 1985.
  • FAO: Evaluación de tierras con fines forestales. FAO. Roma. Nº 103. 2006.
  • FAO: Guidlines; land evaluation for irrigated agriculture. FAO. Roma. Nº 55. 1985.
  • FAO: World Reference Base for Soil Resources. World Soil Resources Reports. FAO. Roma. N.84. 1998/99.
  • Porta J., López-Acevedo M., Roquero C.: Edafología para la Agricultura y el Medio Ambiente. Ediciones Mundi-prensa. 2ª edición. Madrid. 1999.
  • Riquier J., Bramao L., Cornet J.P.: A new system of Soil appraisal in terms of actual and potencial productivity. FAO, Roma. 1970.
  • Robinson A.H. y Col.: Elementos de Cartografía. Ed. Omega. Barcelona. 1987.
  • Soil Survey Staff: Keys to Soil Taxonomy. 8th Edition. USDA. Washington D.C. 1999.
  • Soil Survey Staff: Soil Survey Manual. USDA. Washington D.C. 1993.
  • Storie R.A: Manual de Evaluación de Suelos. Uthea. Mexico. 1970.
  • Sys et al.: Land Evaluation (Parts I, II and III). Agricultural Publications, Nº 7. University of Ghent. Belgium. 1991.

V.- Parte Práctica de la Evaluación de Tierras Aplicada al Cultivo del Olivo - Olea europaeae -

El desarrollo de la práctica transcurre esquemáticamente del siguiente modo:

  1. El alumno accede a la página web principal diseñada para la práctica:
  2. Desde esta página se pueden conocer con detalle los pormenores para la elaboración del trabajo de evaluación gracias a la presente guía didáctica descrita en la misma página web, con los objetivos y procedimiento a seguir.
  3. Adquisición de datos para la evaluación:
    El alumno dispone de varios enlaces de interés con información de calidad para la recopilación de los datos necesarios acerca del caso particular en estudio, p.e., datos climáticos (enlace con la página del Instituto Nacional de Meteorología: http://www.inm.es/).
    El alumno tendrá acceso (pinchando con el ratón de su ordenador) a las diferentes regiones naturales de un mapa de la provincia de Jaén. De este modo, el alumno podrá obtener datos topográficos, físicos y químicos de los suelos y de su entorno necesarios para el proceso de evaluación. De igual modo, se establece un enlace web alternativo (http://irnas106.irnase.csic.es/catalogo/gallery.htm) que incrementa la cantidad de información sobre suelos disponible para la provincia de Jaén y para las mismas regiones naturales anteriormente mencionadas.
  4. Sistema de evaluación.
    Los pasos a seguir en la utilización de la herramienta informática elaborada se pueden sintetizar en el siguiente caso de uso:
    1. El alumno abre la hoja de cálculo Microsoft Excel versión 2002 y selecciona la hoja relativa a los horizontes.
    2. El alumno cumplimenta inicialmente los datos relativos a los horizontes considerados en su estudio, estableciendo para cada horizonte un identificador y los valores superiores e inferiores que determinan su espesor.
    3. El alumno introduce, para cada una de las características medidas, los valores correspondientes a cada horizonte.
    4. El alumno identifica, en la hoja del triángulo textural, la clase relativa a la textura del suelo que se corresponde con los valores de arcilla y arena calculados automáticamente en la hoja anterior.
    5. El alumno fija el valor observado en el triángulo textural en el campo correspondiente en la hoja de aptitud.
    6. El alumno introduce manualmente el resto de valores esperados en los campos editables de la hoja de aptitud.
    7. El sistema, para cada modificación realizada, recomputa automáticamente los niveles de aptitud, resultando como valores finales válidos aquellos calculados una vez que todos los datos esperados han sido introducidos correctamente.
  5. Conclusión.
    El alumno elabora un informe donde, de forma razonada, valora la respuesta del sistema de evaluación y propone estrategias de uso del suelo, definiendo uso (o usos) más deseables. Discusión de resultados.

Tabla 1

ORDEN (definición) CLASE (definición)

S (Apto)

Sistemas en los que se espera que el uso sostenido de la clase que se examina rendirá beneficios que justifiquen los insumos, sin un riesgo inaceptable de daño a los recursos de la tierra.

S1 (muy apto)

Sistemas que no tienen limitaciones importantes para una aplicación sostenida de un uso determinado, o que sólo tienen limitaciones de menor grado que no reducirán significativamente la productividad o los beneficios ni harán elevar los insumos por encima del nivel aceptable.

S2 (moderadamente apto)

Sistemas con limitaciones que en conjunto son moderadamente graves para la aplicación sostenida de un uso determinado; las limitaciones pueden reducir la productividad o los beneficios y aumentar los insumos hasta un grado en que las ventajas globales obtenidas de dicho uso, si bien todavía atractivas, serán bastante inferiores a las esperadas en la Clase S1.

S3 (marginalmente apto)

Sistemas con limitaciones que en conjunto son graves para la aplicación sostenida de un uso determinado y reducirán la productividad o los beneficios, o incrementarán los insumos necesarios en tal medida que estos desembolsos quedarán sólo marginalmente justificados.

N (No Apto)

Sistemas con cualidades que impiden un uso sostenido de la clase que es objeto de examen.

N1 (actualmente o corrientemente no apto)

Sistemas con limitaciones que pueden ser superadas con el tiempo, pero que no pueden corregirse con los conocimientos existentes a un costo actualmente aceptable; las limitaciones son tan graves que impiden un uso sostenido y satisfactorio del cultivo del modo que se ha determinado.

N2 (permanentemente no apto)

Sistemas con limitaciones que parecen ser tan graves que impiden toda posibilidad de un uso sostenido y satisfactorio del cultivo en el modo que se ha determinado.

Subclase:
Define el tipo (o tipos) de limitación principal.
(Una limitación o rara vez dos serán suficientes)
t: pendiente; p: profundidad; d: drenaje; r: rocosidad/pedregosidad; e: riesgo de erosión s: salinidad; c: deficiencia climática; i: riesgo de inundación.
Unidad:
Define el uso (o usos) deseables.
(Sin límite alguno de unidades)
A: Intensificación en el uso agrícola sin necesidad de grandes mejoras; M: Intensificación en el uso agrícola con necesidad de grandes mejoras (riego, etc.); P: Dedicación a pastos para uso ganadero; F: Repoblación forestal; X: Necesidad de especial protección.

Tabla 2.- Niveles de utilidad (requerimientos) para los diferentes parámetros climáticos, topográficos y de suelo. Valores numéricos

Clases de Aptitud y Grados de Limitación
S1 S2 S3 N1 N2
0 1 2 3 4
Precipitación anual (mm)
650-500 500-400 400-300 300-150 - < 150
650-800 800-1000 1000-1200 1200-1400 - > 1400
Temperatura media anual (ºC)
18-16 16-15 15-14 14-13 - < 13
18-20 20-22 22-24 24-26 - > 26
Temperatura media mínima absoluta del mes más frío (ºC)
-1 a -2 -2 a -4 -4 a -6 -6 a -8 - < -8
-1 a 0 0-2 2-4 4-6 - > 6
Pendiente
0-4 4-8 8-16 16-25 - > 25
Fragmentos gruesos (% volumen)
0-15 15-35 35-55 55-77 - > 75
CEC aparente (cmol (+) kg-1 arcilla)
> 24 24-16 < 16 (-) < 16 (+) - -
Saturación base (%)
> 80 80-50 50-35 < 35 - -
Suma de cationes básicos (cmol(+) kg-1 suelo)
> 80 80-50 50-35 < 35 - -
pH (H2O)
7.2-7 7-6.2 6.2-5.8 5.8-5.5 < 5.5 -
7.2-7.5 7.5-8 8-8.2 8.2-8.5 - > 8.5
Carbono orgánico (%)
> 1.5 1.5-0.8 0.8-0.4 < 0.4 - -
CE25 (dS/m)
< 2 2-2.7 2.7-5.5 5.5-8.4 8.4-14 > 14
ESP (%)
0-15 15-25 25-35 35-45 - > 45


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Adscrito al Proyecto de Innovación Docente "Elaboración de un sistema web para la evaluación de los suelos destinados al cultivo del olivo" (PID117B), correspondiente a la III Convocatoria de Proyectos de Innovación Docente realizada por la Universidad de Jaén.

Aranda V., Calero J., Martín-García J.M., Montejo A., Serrano J.M.
Departamento de Geología - Departamento de Informática
Universidad de Jaén