En la colección de instrumentos de mecánica llama la atención el gran número de máquinas simples, que cubren prácticamente todo su espectro. Algunas de estas máquinas simples fueron construidas en la propia escuela de Linares ante la imposibilidad de conseguirlas por otros medios, aprovechando la disponibilidad del laboratorio de materiales. Aquellos entrañables profesores de física debieron caer en la cuenta, con bastante buen juicio, de que con las máquinas simples se abría la posibilidad de formular problemas de eminente carácter práctico, es decir, más del gusto de sus estudiantes; y puesto que una imagen vale más que mil palabras, las explicaciones referentes a sus utilidades (ventaja mecánica, ventaja de velocidad, etc.), quedaban bien claras mostrando estas pequeñas joyas. Los libros antiguos de mecánica y física general siempre incluían un capítulo independiente dedicado al estudio de las máquinas simples. Hoy día, sin embargo, las máquinas simples parecen haber caído en desgracia incluso para los autores de libros de física para ingenieros e ingenieros técnicos. A parte de las máquinas simples, merece la pena nombrar diversos instrumentos que ejemplifican las leyes de Newton (sistema de poleas, la segunda; molinete de reacción, la tercera, etc.), la ley de la fuerza centrífuga (máquina giratoria), y las propiedades del choque oblicuo, entre otros. |