Descripción:
El barómetro normal de cubeta tenía
el inconveniente de no ser transportable por el peligro de que entrara
aire en el tubo o, aun peor, porque los choques del mercurio con su parte
superior podrían romperlo facilmente. Estos inconvenientes fueron
superados con el barómetro de Fortin, cuyo tubo va envuelto en otro
metálico, con dos ranuras opuestas en la parte superior para observar
la extremidad de la columna. Además, la cubeta, de vidrio, tiene
el fondo de gamuza flexible para que pueda subir o bajar haciendo girar
un tornillo, y va envuelta en un cilindro metálico que sólo
deja al descubierto la parte correspondiente al vidrio. En el disco, también
metálico, que tapa la cubeta, hay una punta de marfil cuyo extremo
corresponde al cero de la escala trazada en el tubo de acero.
Para usar este instrumento se le suspende verticalmente y, dando vueltas
al tornillo, se hace coincidir la superficie del mercurio con el extremo
inferior de la punta; entonces se lee el nivel del mercurio en el tubo,
valiéndose de una escala dividida en milímetros y de un nonius.
Terminada la observación y para transportar el instrumento, se hace
girar el tornillo hasta que el líquido llene por completo
el tubo y la cubeta: después se invierte y se guarda en un estuche
de cuero. |