Adarve..., n.º 1 (2006)                                                                                                                              Pág. 85

Ramón SANZ

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Deshora

 

Ajeno estoy: nadie me nombra. Salgo

en qué precisa calidad de cero

y desordeno el cosmos, yo sin causa.

Nadie en la calle hay, nadie salvo el sueño,

y a solas temo este silencio a muerte.

Mi alma cansada de hombre vive en duda

de ser o de no ser, de darse al tiempo.

La verdad, nunca supe esa palabra.

La adivino letal y no hablo en símil.

 

Llego al ángel mortal, bello cadáver

que inventa su esqueleto pese al vano

ángel imaginario, hueso a hueso,

y con fiebre de loco o de maldito

me busco el hombre con mujer que tiembla.

Mas me doy cuenta: aún estoy solo, y es que

ya perdí la ocasión, y me hago cruces,

de ser como los otros, en presente.

Para acabar el cuento, finjo olvidos,

y vuelvo a casa sin saber, qué importa,

ni esta forma de hablar, fuera de hora.

 

[“Deshora” pertenece al libro La lluvia en los relojes, Ferrol, Sociedad de Cultura Valle-Inclán, 2003]