Adarve..., n.º 1 (2006)                                                                                                                              Pág. 82

Ramón SANZ

[Sin título] Nadie, nada Todos los días

Deshora

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[sin título]

 

Eres como la lluvia limpia y tibia de un domingo,

limando, leve, el suelo blando, el sueño

más secreto de las cosas dormidas.

A ti te gusta andar por el sueño más frágil,

imaginar que pintas el cielo de colores

y que al abrir las manos aparezcan tus lápices,

jurando que me quieres pero que no me quieres

sin entender del todo cómo es que pasa el tiempo,

que todo se termina, pero nada sucede.

 

Y te gusta entregarte a la brutal costumbre

de alcanzar dignidad para tus cicatrices

y vivir con la piel cubierta de amapolas,

no sea que al final seamos quienes somos

y que todo esté siendo y no nos baste,

porque tu amor sin causa necesita tal vez

una alucinación más completa y creíble.

 

La verdad, yo no sé qué cosas pides,

cuando me pides, por ejemplo,

que hagamos el amor como si nos quisiéramos,

o, si en lugar de pedirlas,

dejas las palabras en el fondo del vaso

y finges el recuerdo minucioso de otro amor perdido.