Adarve..., n.º 1 (2006)                                                                                                                              Pág. 51

José Luis LÓPEZ BRETONES

Portada             Índice             Página anterior             Página siguiente

 

El mar, mientras tanto, es el mismo.

Todo ha sucedido, menos el agua.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

NO SOY VALEROSO

 

      Nada de lo que hay, nada de lo que pueda haber allá lejos, enfrente de mí, me reclama: la línea del horizonte es también una línea de sombra.

 

      Aunque quizá algunas noches se enciendan hogueras distantes, confusas: señal de quienes avanzaron demasiado, o indicio de pobladores tal vez resignados ya a sus famélicas raíces.

 

      Pero nadie, nada de lo que allí se divisa me llama.

 

      Y el presente es también silencioso.

 

      Sobre un lago helado, a punto de quebrarse, camino: sin una propia palabra, poco a poco, sin ninguna consigna o aviso, sin ninguna encomienda ni más rumor que el oscuro crujir de mis pasos.

 

      Y el cielo tampoco conoce. Y el cielo es una sucesión uniforme de días y noches por donde a veces algún ave resbala.

 

      Sin embargo, ya lo he dicho, lentamente camino.

      (¿He de explicar con qué peso?).

 

      No soy valeroso. Un pasado, que ni siquiera viví, me conduce.